¿Quién crispa a quién?

Para Vd., ¿quién o quiénes crispan a nuestra sociedad?, ¿los asesinos con su conducta chulesca ante jueces, víctimas y sus familiares, así como la Fiscalía General del Estado con el trato que da a los terroristas; o las víctimas que de nuevo lloran y protestan -si se les priva del derecho a llorar y a protestar, se les quita todo- contra la actuación del Gobierno a favor de los asesinos?

Estimado director: El jueves pasado, día 23, fui testigo de excepción de la espontánea manifestación celebrada ante la Fiscalía General a causa de su indecente proceder en el caso Otegui. A pesar de la oposición de la Policía, unas 500 personas nos manifestamos y expresamos nuestra indignación ante la actuación del Fiscal en el juicio-farsa contra Otegui.

Una actuación que desbordaba nuestro "vaso" de indignación; ya saturado con otras tantas injustificadas actuaciones de la Fiscalía del Estado respecto a los terroristas de ETA y a los políticos que los defienden, considerados por el Gobierno -unos y otros- como ciudadanos honorables y pacíficos, mientras que las víctimas son ninguneadas e ignoradas. Víctimas que, firmes en sus lógicas reivindicaciones de memoria, dignidad y justicia, son consideradas como rémora y freno para la paz. Víctimas que tienen que soportar la chulería y las amenazas de los asesinos. Víctimas que vienen sufriendo las declaraciones de los terroristas en las que justifican los crímenes cometidos. Todo el pueblo español ha observado cómo los asesinos se mofaban y amenazaban a las autoridades judiciales. Es lógico, por tanto, que un grupo de ciudadanos se manifieste para expresar su malestar contra tales actuaciones de la Fiscalía del Estado.

Afirmaba el juez Garzón hace 4 años, al recoger el Premio Foro Ermua que le fue otorgado por su incansable lucha contra los terroristas y su incondicional apoyo a las víctimas: "Ante el terrorismo de ETA solamente caben dos opciones. O estás con los terroristas o estás contra los terroristas. No cabe una tercera opción". Unas palabras, por cierto, muy bien recibidas entonces por todos los entregados en cuerpo y alma a la lucha antiterrorista y en favor de las víctimas. Pero, ¡cómo cambian los tiempos! Porque, actualmente, las víctimas y quienes les apoyamos, somos cínicamente acusados, por los Medios próximos al poder, de crispar a la sociedad; asegurando, además, que obstaculizamos el camino hacia la paz. Todos nosotros, como está claro, hemos escogido, siguiendo la advertencia del juez Garzón, una opción: estar con las víctimas. Sin embargo, la Fiscalía General del Estado no está con las víctimas. Por el contrario, está al servicio de un Gobierno que negocia con los terroristas; que cede ante muchas de las exigencias de los asesinos; que deslegitima a las instituciones democráticas y a tantas personas honradas que, desde sus puestos de trabajo y su entorno inmediato, llevan muchos años resistiéndose al permanente chantaje terrorista.

El Fiscal General del Estado en España, una persona nombrada por el Gobierno cuya misión es defender la Ley y perseguir el delito, NO está con las víctimas: está con este Gobierno que negocia con los terroristas en un falso "proceso de paz". Nosotros, víctimas de ETA, decimos que en España y, en concreto en el País Vasco, no es la paz lo que falta, sino la libertad. En consecuencia, señores del Gobierno y señores Fiscales, queremos libertad para el País Vasco; territorio en el que persiste un régimen de terror impuesto por ETA. Amable lector: no hace falta que se lo digan otros, no se deje manipular.

Para Vd., ¿quién o quiénes crispan a nuestra sociedad?, ¿los asesinos con su conducta chulesca ante jueces, víctimas y sus familiares, así como la Fiscalía General del Estado con el trato que da a los terroristas; o las víctimas que de nuevo lloran y protestan -si se les priva del derecho a llorar y a protestar, se les quita todo- contra la actuación del Gobierno a favor de los asesinos?

Sin embargo, los "voceros" del Gobierno no paran de propagar que la Oposición es la que crispa a la sociedad española. ¡Qué cinismo! No hay en el mundo un país, y si lo hubiera que me lo digan, en el que la oposición crispe a la sociedad. Quien crispa es el poder cuando abusa de las leyes y desprecia a los débiles. Quienes crispan, hoy, son los que mandan a casa al asesino De Juana y a Otegui.

Quien crispa es el Fiscal General cuando acusa al Partido Popular de lanzar al Paseo de la Castellana a los falangistas a pedir su dimisión. De los 500 que nos manifestamos aquel jueves, unos pocos, muy pocos, eran falangistas -igualmente ciudadanos, por cierto, y tan dignos como el mismísimo Sr. Conde Pumpido-, los demás éramos simples amigos del Foro Ermua, de la AVT, del Foro El Salvador...Si el Fiscal General juzga los hechos de semejante forma, tendríamos que organizar rogativas para librarnos de él.

En buena parte de la población española, diría yo, más que crispación, lo que crece es una gran indignación frente al Gobierno. Una indignación que se está extendiendo por toda España; no por efecto del comportamiento de las víctimas o de la oposición, sino por la conducta sectaria de un Gobierno que ha roto los nexos que nos han unido a los españoles desde los primeros años de la democracia. Indignación frente al Gobierno que tolera la política discriminatoria ejecutada en las Comunidades gobernadas por nacionalistas. Indignación por la quiebra del Pacto por las Libertades por parte del Gobierno. Indignación frente al afán del Gobierno obsesionado por el "revisionismo histórico".

Señores del Gobierno: todos tenemos derecho y obligación de defender y respetar a nuestros abuelos. No sólo unos, sino todos. Y no vale decir que el Gobierno es respetuoso con la Ley y con la Justicia; no en vano, el Fiscal General es elegido por el Gobierno, lo que le impide ser neutral y objetivo. Ni tampoco servirá que el Gobierno afirme ser respetuoso con la Justicia cuando la Fiscalía General -tememos muchos- facilite la legalización de Batasuna o cualquier otra organización que pretenda dar voz política y participación institucional al terrorismo nacionalista. La Fiscalía General, de tal modo, trabajaría para el Gobierno en lugar de hacerlo al servicio de la Ley y el Bien Común. De producirse, semejante conducta, sería más indigna que la puesta en libertad de De Juana Chaos: supondría justificar los asesinatos de ETA. Todo esto, sin duda, genera una gran indignación. Amable lector: ¿quién crispa a quién en España?         

 

Jaime Larrínaga

Presidente del Foro El Salvador y ex párroco de Maruri (Vizcaya)

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