El doble filo de la libertad de expresión

Que la libertad de expresión no es otra cosa que un arma de doble filo que igual puede utilizarse para defender las propias opiniones por aberrantes que sean, como para atacar las del contrario.

Si los vascos organizan una manifestación en contra de la comparecencia de Ibarretxe ante el Tribunal Superior de Justicia de esa comunidad, están ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. Si la Asociación de víctimas del Terrorismo convoca a una concentración para protestar por la sentencia del Tribunal Supremo sobre De Juana Chaos, es desacato a la justicia.

Si un jugador de fútbol defiende públicamente la actitud del susodicho terrorista, también es libertad de expresión.; pero si otro deportista lleva la bandera de España en sus zapatillas, se le acusa de exaltación del franquismo. Si en el teatro, la TV, o en un desfile del orgullo gay se ridiculiza y ofende a la religión católica, es libertad de expresión; en cambio si los obispos exponen su opinión en contra del llamado matrimonio homosexual, su actitud es tildada de homofobia e intolerancia.

Me parece que la libertad de expresión no es otra cosa que un arma de doble filo que igual puede utilizarse para defender las propias opiniones por aberrantes que sean, como para atacar las del contrario. Y en cuanto a derecho humano, me parece que solo gozan de él los tertulianos que disponen del micrófono de una emisora, o los periodistas que disfrutan de una columna en un periódico.

Los pobres mortales solo podemos llegar a intuirla, si tenemos la suerte de que algún medio publique una carta como ésta.

 

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