La educación importa
En un país avanzado la educación es, tal vez, el principal reto que se ha de plantear. En la sociedad española, conocido el informe "Pisa" que sitúa a España en el puesto 23 sobre un total de 29 países miembros de la OCDE, el reto de futuro es, como máximo, a medio plazo. Sin culpar directamente a nadie, sí que cabe afirmar que el enfoque partidista, en este sentido, alcanzó su culminación con la LOGSE y se refleja de nuevo en la brusca ruptura por parte del Gobierno socialista con la tímida, necesaria y tardía reforma impulsada por el Partido Popular a través de la Ley de Calidad (LOCE). En general, hay demasiadas leyes y normas de todo tipo, así como un protagonismo excesivo de algunos responsables autonómicos, más preocupados por fomentar una visión localista que por la formación integral de los alumnos. No podemos olvidar que la educación es el fundamento de una sociedad vertebrada, democrática y sólida, capaz de adaptarse a las nuevas exigencias tecnológicas y de practicar la virtud cívica que sustenta la democracia política. Los grandes perjudicados del sistema, al margen de demagogias, resultan ser los menos favorecidos social y económicamente, a pesar de los que piensan lo contrario, la experiencia me ha demostrado que en un curso en el que hay un grupo de alumnos que marcan un alto nivel, el resto del curso se beneficia, especialmente los intelectualmente más flojos. No tengo duda que a escala global pasa lo mismo. Ojalá triunfe el sentido común sobre el oportunismo coyuntural y podamos ver a España en un lugar digno en los próximos informes internacionales, aunque para ello sea necesario cambiar algunos planteamientos actuales, que esperamos lo hagan.
