¿La experiencia como vejez?

Uno de los llamados jóvenes partidos o partidos emergentes o limpios o vírgenes, nos viene machacando últimamente con el mantra de que no hay que votar a los viejos partidos en contraposición, claro, a los jóvenes, ellos, que sí hay que votar.

Este joven partido se olvida, cautivo de su nuevo eslogan recién descubierto por sus expertos en marketing, que los años, la vejez según ellos, significa también experiencia, experiencia de gobierno.

Este joven partido no ha gobernado nunca. Se olvida que nos está presentando un currículum con solo, digamos, estudios, sin ninguna experiencia profesional. Se de una selección de personal se tratase sería rechazado inmediatamente: usted conoce pero no sabe.

Es decir, que estos partidos nos ofrecen una maravillosa aventura plena de vigor juvenil, de frescor, de ilusiones, de motivaciones nuevas, pero aventura al fin. Y las aventuras son muy peligrosas.

El experto en economía de este partido, no hace mucho, afirmaba y proclamaba a los cuatros vientos, mas que vientos televisiones, que a España le estaba faltando tiempo para aceptar ser rescatada. No se hizo, y España está hoy donde está. Pero si se llega aceptar ese rescate en estos momentos estaríamos en una situación de pobreza  casi insoportable, es decir, la aventura hubiese acabado muy mal.

Estos jóvenes partidos se olvidan que la historia es todo un pozo de profecía que permite ver el futuro para tomar decisiones correctas, y que la falta de esa historia es un vacío frente a ese futuro, un meterse con brío juvenil en un terreno desconocido.

No todo es bueno en la juventud; hay sombras que nos debe llevar a ser muy prudente a hora de sopesar nuestro voto.

Si yo fuese el director de marketing de este partido que tanto practica el eslogan de viejos y jóvenes cambiaría inmediatamente el enfoque de la campaña. Hay españoles, viejos y jóvenes, sí, pero que también piensan.