Lo femenino

El reino de los sentimientos es un reino complejo, profundo, misterioso, sobrecogedor. Lo emocional a veces nos supera, otras nos posee, y otras, nos trasporta a un mundo de sensaciones que adopta formas distintas según cada ser humano, y dentro de cada uno, según la situación de cada momento, según la edad, los gustos, las aficiones. El mundo de los sentimientos es una inquietante variable que hace a veces importante lo secundario, y banal lo importante; un mundo que arrastra, que conmueve, que, en ocasiones funciona por encima del sentido común, que, va mas allá de lo sensato, de lo cabal. Y los sentimientos siempre están ahí, presentes en todo lo que hacemos, motivando lo que llevamos a cabo, dirigiendo nuestro quehacer. Decidimos por la conjunción de tres factores, inteligencia, voluntad y emociones. Y la emoción, los sentimientos, son aquella parte de nuestra naturaleza que nos hace pasar por encima de nuestra inteligencia, obligando a la voluntad y en ocasiones contraponiéndola a lo racional a lo objetivo. Y ocurre que para bien o para mal, los sentimientos pertenecen en gran medida al género femenino, son fundamentalmente femeninos. Ellas, conocen como nadie sus reglas, sus formas, saben comprimirlos, acelerarlos, gobernarlos. Son su terreno. Su mundo. Forman parte de ese misterio de la feminidad al que los hombres conseguimos solo aproximarnos, pero nunca dominar. Si me lo permiten, dicho con humildad, lo femenino, el genero femenino es como el quicio del Universo; de lo femenino, de la mujer en suma, depende la humanidad. Allí, donde todo comienza está una mujer; la maternidad nos ata con lazos invisibles que permanecen siempre; “nuestra patria es la infancia” decía Rilke; “no somos nada si no somos queridos” decia Gothe, detrás de los éxitos profesionales de muchos está siempre una gran mujer. Y por si faltaba algo su última participación en el mundo del trabajo profesional, es verdaderamente impactante; manejan el detalle, la delicadeza, la finura, son constantes, brillantes. Por eso, lo que sea esta sociedad será lo que sean la mujeres que la forman. Si se pervierten se pervertirá la sociedad, si no abandonan, si siguen aportando generosidad, cariño, delicadeza, ternura, la humanidad se elevará sobre si misma. Para bien o para mal, las necesitamos; y las necesitamos posiblemente como profesionales, pero sobre todo como madres y esposas. Dicho desde mi sitio de hijo y esposo, esto es, mas que otra cosa una petición. Una petición hoy en día, dicho con dolor, políticamente incorrecta, pero me deben permitir que, al menos por una vez, lo políticamente incorrecto salga a luz, que no lo condenen al ostracismo. En bien de la libertad, admitamos al menos que otra forma de pensar es posible.

 

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