Lo irracional de “las rebajas"

En definitiva, que vamos desde el fraude a la memez y, lo peor de todo, es que somos conscientes de lo que hacemos, algo así como si la gacela se entregara voluntariamente a las fauces del león.

Hay que decir que a los pueblos "civilizados" o a los que nos consideramos civilizados, que es otra cuestión, nos ocurren cosas que hacen que dudemos de nuestras propias razones para considerarnos como personas sensatas. Una de ellas, y no la menor, es la de las famosas "rebajas". Empecemos por considerar qué explicación tiene que este fenómeno social se venga repitiendo, año tras año, cada vez con más éxito e intensidad.

Por mucho que me lo planteo desde distintos puntos de vista me veo incapaz de encontrarle una respuesta satisfactoria. Si lo planteamos desde la perspectiva de las propias empresas, debemos reconocer que se trata de un burdo engaño a los consumidores porque se da la circunstancia de que, si usted va a comprar un artículo el día diecisiete de ciciembre, pongamos por ejemplo, aquel género le cuesta una determinada cantidad, pero si lo compra quince días después lo puede adquirir un diez, un veinte, un treinta y hasta un cincuenta por ciento más barato.

Veamos si nos entendemos: ¿es posible que algo cambie de valor en tan solo unos pocos días? O, ¿se trata de que el que nos vende la mercancía nos está engañando y nos cobra un precio abusivo por lo que compramos? Si lo miramos al revés, como no nos vamos a creer que el comerciante pierda dinero cuando en periodo de rebajas nos venda la mercancía más barata sólo tiene una explicación, y es que compense con las plusvalías de las ventas de diciembre las minusvalías (si es que las hay) de las ventas con descuento. En ambos casos una estafa para los consumidores, pues los clientes que compran durante el primer mes salen perjudicados con respeto a los “listillos” que las hacen en enero.

Pero todavía resulta más insensato desde el punto de vista de los compradores -entre los que me incluyo, reconociendo mi propia bobería -. Estamos dispuestos a pagar nuestras compras a un precio abusivo tan sólo para poder disfrutar de ellas unos pocos días antes de que las pudiéramos adquirir más baratas. Y eso ¿por qué? Pues muy sencillo, existen varias razones a cual más insensata:

En primer lugar, los hay que consideran denigrante ir de compras en tiempo de rebajas y alardean de su estupidez ante sus amistades, como si el pagar más dinero por algo que no lo vale fuera una señal de opulencia.

En segundo lugar, se alega la costumbre inveterada de los regalos de Papá Noel y con ello se pretende justificar el dislate, sin embargo, sabemos que, de costumbre inveterada, nada, porque en España lo que sí se acostumbraba era hacer los regalos en la noche de Reyes y esto cae en enero.

Además, si lo consideramos con sentido común, también es una majadería debido a que, con el mismo dinero, podríamos hacer más regalos o mejores. ¿Qué ocurriría si todos nos pusiéramos de acuerdo para sólo comprar en tiempo de rebajas? Ya se lo pueden imaginar: que algunos comerciantes se tirarían de los pelos y nosotros seríamos más listos.

En definitiva, que vamos desde el fraude a la memez y, lo peor de todo, es que somos conscientes de lo que hacemos, algo así como si la gacela se entregara voluntariamente a las fauces del león. Deberíamos tomar ejemplo de algunas tribus primitivas de lugares como el Amazonas, que tanto provecho saben sacar de sus habilidades, y que no desperdician ni una neurona de su mente primitiva en algo que no les sea de provecho. A diferencia de lo que nos ocurre a nosotros los privilegiados tan entregados a nuestro orgullo de raza superior, no somos capaces de darnos cuenta del grado de irracionalidad en el que hemos caído.

 

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