El joven de Lazcano
Emilio Gutiérrez no es “el héroe de Guipúzcoa, ni el justiciero de Lazcano”. Es solo un vasco más, harto de la violencia de los matones proetarras, que actúan en grupo y que persiguen a quienes no piensan como ellos. Ni su violencia ni su blasfemia, al ser apresado por la ertaintza, son justificables.
Se comprende su fuerte reacción por la tensión ambiental y el daño a su casa. Es loable la oferta de ayuda material y jurídica. No habrá paz ni libertad en el País vasco, si no se cambia el terror por las urnas. En manos de los vascos está el lograrlo.