Unos jóvenes cambian un país
Soy un joven de 24 años que el sábado pasado estuvo en Madrid en la manifestación contra la nueva legislación del PSOE que regula el aborto libre. Me gustaría que sus lectores (entre los que me encuentro) supieran de verdad lo que allí ocurrió. Jamás en la historia de nuestra democracia un millón y medio de personas había salido a la calle (créanme que había más de 53.000 y 250.000 personas) de una manera tan cívica para mostrar su más sincero rechazo a las actuaciones de un Gobierno.
Ni se rompieron escaparates del Corte Inglés para robar jamones (como ocurrió en las concentraciones por la Guerra de Irak), ni los manifestantes éramos la ultraderecha retrógrada, vieja y agria. Ni los manifestantes íbamos de la mano de lo obispos (siendo sincero, yo no ví ningún sacerdote ni monja), ni estos vinieron a mi casa a decirme que había "manifa" provida. Lo que sí que hubo fue el grito unánime de un importante y fundamental sector de la sociedad española, que suplicó a la izquierda más radical que por favor detengan esta sangría de 120.000 niños muertos por aborto cada año.
Lo que sí que hubo fue una auténtica demostración de poder de este grupo de la sociedad, al cual no se le puede ignorar con simple demagogia política como se hace desde La Moncloa, y que solamente atendiendo a los números, debería ser tenido en cuenta de forma primordial. Lo que sí que hubo fue una prueba más de que las personas que defendemos la vida, la de todos los seres humanos sea cual sea su edad, somos cada vez más, y junto a otros muchos hemos hecho resurgir el movimiento cívico, el de los ciudadanos de a pie, que no olvidan y que cada cuatro años responden en las urnas. Sin más, felicitarle por la extraordinaria labor informativa que realiza su periódico y animarle a seguir en ella.
