El mal despertar de Bono

Vuelve el espectáculo. Vuelve Bono, el hombre capaz de concitar como nadie al pueblo y a los medios de comunicación social. Vuelve la política como valor instrumental, relativo a la necesidad irrefrenable de populismo y notoriedad personal.

No siempre sus apariciones vienen acompañadas por la mesura y la prudencia como signos distintivos de su singular personalidad. Recuérdese la más reciente y esperpéntica de sus presencias buscando inquieto la foto con Zerolo en la otrora parroquia de Entrevías. Aquello, lejos de acercarlo a la actividad excelente que debería cualificar la vida pública, fue la asunción del hombre chabacano en busca del prestigio perdido.

Ya no quiere dedicarse a la familia, motivo por el que hace poco más de un año decidió abandonar la vida política. Ha perdido incluso el gusto por la vida, que, según decía cuando renunció a ser ministro, vale más que la política.  

Vuelve el espectáculo. Vuelve Bono, el hombre capaz de concitar como nadie al pueblo y a los medios de comunicación social. Vuelve la política como valor instrumental, relativo a la necesidad irrefrenable de populismo y notoriedad personal. Bono no soporta estar sumido en un incómodo ostracismo, en el más oscuro de los anonimatos. Su auténtica valía y promoción personal precisan de la vida pública. 

Ahora bien, Bono vuelve cuando sabe que debe hacerlo, en el momento en que no existe peligro alguno de malograr su futuro político, que no es otro que relevar un día al actual Presidente del Gobierno. Vuelve sin haber querido adelantar su éxito a la alcaldía de Madrid, para no anticipar su propio fracaso. Lo decía Amado Nervo: la mayor parte de los fracasos vienen por querer adelantar la hora de los éxitos.   Aristóteles aseveraba que la vida pública es un componente valioso esencial del buen vivir humano. Actuar públicamente, para el Estagirita, constituye un fin en sí mismo y un componente esencial de la eudaimonía humana. La vida pública posee un valor intrínseco sin el cual el ciudadano queda privado del buen vivir. La vida humana de Bono quedaría incompleta sin su participación en la vida política. No quiere Bono malvivir estando alejado del ansiado cargo público que le espera. 

El Presidente del Gobierno busca votos. Falta le harán. La vuelta de Bono a la primera línea política puede ser una estrategia con fines puramente electorales. Es de esperar que Bono proporcione votos encabezando la lista por Toledo y la presidencia del Congreso, pero al mismo tiempo mantendrá vivo su deseo de ser el nuevo líder que nunca fue de su partido. Porque su auténtico déficit personal, el sueño verdadero de Bono, pasa por sustituir un día al actual Presidente del Gobierno. Lo contrario, sólo será un mal despertar.

 

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