Un mal día para aprobar un decreto
No ha sido el mejor de los días para celebrar el trigésimo segundo aniversario de la Constitución, con un país en “Estado de alarma”. Los culpables, evidentemente, han sido los controladores aéreos que, con su actitud salvaje, han puesto patas arriba el país. Lo último que necesitaba España era un bochorno internacional de estas características y unas pérdidas millonarias que terminaran de lastrar las ya maltrechas arcas de nuestra economía. Pero no hay que olvidar también la responsabilidad que tiene el Gobierno en todo este asunto.
El viernes aprueba el Gobierno medidas que rompen los acuerdos a los que hace meses llegó con los controladores; esa misma tarde comienza la huelga; a la mañana siguiente, con el cielo español ya bloqueado, el Presidente toma la decisión -prevista en la Constitución, artículo 116.2, y la Ley Orgánica 4/1981, artículo 4- de implantar el Estado de Alarma.
¿Por qué el Gobierno del “talante”, sabiendo lo que se podía venir encima aprobó ese decreto, en vísperas del puente más significativo del año? Y, lo sabían porque como ha dicho Rubalcaba “existían indicios” ¿entonces? Porque esa provocación, cuando llevan más de año y medio de negociaciones y no han sido capaces de llegar a un acuerdo. ¿Podían haber esperado que pasaran las fiestas? Dicen que ha sido una calamidad publica, creo la calamidad publica es el Gobierno que tenemos. Pero como siempre los más perjudicados los ciudadanos.
