La mala educación... empieza en casa

Nos preocupa el problema del alcoholismo juvenil y el que nuestros hijos puedan iniciarse tempranamente en el tabaco y el "porro", pero nosotros continuamos bebiendo y fumando tranquilamente delante de ellos. No nos gusta verlos enganchados a la televisión, aunque en casa se come y cena con el aparato de TV encendido. Clamamos contra las emisoras que emiten programas poco adecuados en las horas que los menores suelen ver la televisión, pero nos preocupa el que tengan televisor y ordenador con Internet en la habitación, pudiendo acceder a todo tipo de contenidos a cualquier hora. Quizá elegimos para ellos clases de Religión, pero nosotros no vamos a misa ni rezamos nunca. Nos quejamos de la violencia en los colegios, pero desautorizamos a los profesores cuando intentan castigar a nuestros hijos, que lógicamente no tienen nunca la culpa de los problemas de indisciplina en que se ven implicados. Atribuimos a los planes de estudios la causa del fracaso escolar porque no fomentan la cultura del esfuerzo, y no consideramos la repercusión que en la misma pueda tener el permisivismo con que educamos a nuestros retoños desde su más tierna infancia. A pesar de todo, continuaremos culpando al gobierno de la mala educación de nuestros hijos.

 

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