La moda Real tiene gusto
Cuando nos acercamos al primer aniversario desde que el Príncipe de Asturias hiciera público su compromiso con la periodista Letizia Ortiz, me vienen a la mente la cantidad de comentarios y valoraciones realizadas especialmente por "consagrados" periodistas del corazón cuestionando la idoneidad de la persona elegida para llegar a ser un día Reina de España.
Poco a poco parece que las aguas vuelven a su cauce, y lo que es más importante, el ciudadano de la calle está percibiendo una actitud más cálida, unos príncipes más próximos a la gente y más volcados en el conocimiento de la realidad de nuestro país, todo ello desde el trabajo diario y constante. No cabe duda de la notoria contribución de la Princesa a que los índices de popularidad de la pareja, hayan mejorado sensiblemente, manteniéndose fiel a los valores que algún día descubrió el Príncipe, pero siguiendo un proceso de adaptación a su nuevo papel, lejos de frivolidades de difícil justificación.
Una de esas cuestiones en las que ha demostrado gran sensatez y discreción es en la forma en la que está conjugando el complicado mundo de la moda con su llamado "fondo de armario". Desde mi humilde opinión, no ha caído en la tentación de emprender una carrera alocada haciendo guiños a los más afamados modistos tanto españoles como extranjeros; mas bien al contrario, en las diferentes apariciones públicas ha optado por modelos adaptados siempre a las exigencias protocolarias con una puesta en escena impregnada de sencillez y sobriedad, sin importarle la repetición de vestidos, conjuntos o complementos, predominando el aspecto funcional al glamour desorbitado. Su apoyo a las marcas y diseñadores españoles tampoco debiera pasar desapercibido, contribuyendo con ello a impulsar un sector en ocasiones muy necesitado de estos detalles tan significativos.
