El origen venezolano de Podemos

En la vida es fundamental recordar de dónde venimos y no olvidar nunca nuestros orígenes. Esto nos permite tomar mejores decisiones en el futuro, mantener los pies en la tierra y conocernos más a nosotros mismos. En política, sucede lo mismo. Las reminiscencias del pasado nos permiten realizar un análisis más certero del futuro.

Hoy en día, no hay periódico, tertulia televisiva o conversación en la barra del bar en la que no termine saliendo a colación el nuevo fenómeno político denominado Podemos y su líder Pablo Iglesias. Igual de inevitable resulta que alguien no acabe poniendo sobre el tapete sus similitudes con el chavismo o la política latinoamericana.

Recientemente hemos sido testigos de la demanda contra Esperanza Aguirre por parte del partido de Pablo Iglesias por, entre otras cosas, vincular a Podemos con el difunto Chávez. ¿Realmente existen nexos de unión entre ambas formaciones? Tratemos de diseccionarlo.

Comencemos por el principio: “Podemos”. Habrá quienes piensen que el nombre del nuevo partido político evoca al manido “Yes we can” de Obama en la campaña estadounidense del año 2008 o a los eslóganes de la Selección Nacional de Fútbol durante sus años triunfales en este deporte pero para el grupo de politólogos fundadores de esta nueva opción y confesos seguidores de la política latinoamericana, “Podemos” es el anacronismo usado por el partido socialista venezolano fundado en 2002 “Por la Democracia Social”.

La organización de nuestro Podemos patrio, basada en círculos, tampoco es invención de los cabezas pensantes que acompañan a Pablo Iglesias en esta nueva andadura. Esta forma de organización, con la misma nomenclatura, nos vuelve a llevar a Venezuela. Allí los fundó Hugo Chávez en el año 2002 para difundir entre la población las ideas de la revolución Bolivariana.

Los círculos venezolanos debían constituirse de manera descentralizada, organizados en barrios y de forma autónoma. ¿Les suena? Misma estructura aquí y allí.

Del mismo modo, algunas aptitudes ponen de relieve las similitudes existentes entre Chávez e Iglesias. El primero descubrió pronto la importancia que juegan los medios de comunicación en el ámbito político. Más allá del inolvidable “Aló Presidente”, Chávez tejió todo un entramado mediático en su propio beneficio. A Pablo Iglesias, le costó un poco más pero finalmente entendió que los medios de comunicación juegan un papel fundamental. Atrás quedan los años en los que desde su programa “La Tuerka” saludaba a sus rivales de “Al Rojo Vivo” calificándoles como "el No-Do Vivo, un programa de todólogos, estilo Aquí Hay Tomate, una jaula de grillos". Hoy en día es habitual verle a él, a Errejón o a Monedero, comentando la actualidad política con absoluta cordialidad.

El lenguaje y la retórica utilizadas son similares. Frases como “los de abajo contra los de arriba”, “demócratas contra dictadores” o “ciudadanos contra poderosos” son señas de identidad de los líderes latinoamericanos identificados con el llamado “socialismo del siglo XXI”.

Nombre, estructura y liderazgo parecen conducirnos inequívocamente hacia Venezuela, sin embargo, si estudiamos el perfil académico de Pablo Iglesias, observamos que las mayores similitudes no se encuentran con Hugo Chávez, si no con Rafael Correa, presidente de Ecuador.

 

Correa, en su infancia, estudió en un colegio católico para posteriormente licenciarse en Economía en la Universidad privada de Guayaquil. De ahí a la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica para acabar doctorándose en Estados Unidos en la Universidad de Illinois.

Iglesias, licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, también pasó por diferentes universidades europeas como la Universidad de Cambridge, gracias a una beca de Caja Madrid otorgada por Miguel Blesa o por la privada European Graduate School de Suiza. Sin duda, dos perfiles académicos muy alejados de los de Hugo Chávez, Evo Morales o Daniel Ortega.

La figura del líder es un pilar fundamental, así lo demuestra Iñigo Errejón, jefe de campaña de Podemos, en un capítulo de su tesis doctoral dedicado a la importancia del líder, ejemplificado en la figura de Evo Morales.

Tesis doctoral que comparte con la de Pablo Iglesias una interconexión de conceptos. Términos como hegemonía política, guerra de posiciones, empoderamiento o contingencia subyacen a lo que estos movimientos representan: el populismo. Un populismo al que no dudan en defender siguiendo, como se puede comprobar en sus escritos, la estela dejada por el filósofo político Ernesto Laclau.

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