¿De dónde procede ese odio?

ETA quiere convencer con sus bombas. Otros provocan enfrentamientos verbales que afectan a la serenidad de los ciudadanos, casi obligando a creer que si se opina diferente tenemos un potencial enemigo.

¿De dónde procede ese odio? ¿No es posible convivir con el diálogo, respetando, con actitud abierta de escuchar, incluso aprobando o tomando interés ante quién en principio advertimos como sospechoso de no compartir su “modus vivendi”, aprendiendo de quién habla, aceptando por lo menos exteriormente aquella opinión, sonriendo al interlocutor sin escepticismo o desaprobación previas, amándolo por lo menos por ser una persona humana y por tanto digna de todo respeto?

Es posible que en muchas ocasiones nuestra cerrazón y modo obtuso de enfocar la vida nos esté privando de la posibilidad de crecer interiormente y de mejorar como personas… ya que por lo menos alguna vez los demás pueden tener razón.

 

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