Contra la prostitución

En la capital de España se ha reabierto la controversia sobre la ocupación más vieja del orbe. "Por qué tú pagas existe la prostitución" es el lema bajo el cual se apoya la campaña publicitaria del Ayuntamiento de Madrid y que puede avisparse en vehículos públicos y estaciones de metro.

El requerimiento a los madrileños ha producido las primeras sátiras. Un rotativo de la villa ha divulgado algunas apreciaciones de los viajeros, agrupadas en su web. Muchos se dan por aludidos, ya que para ellos la comunicación sería la siguiente: el trabajo sexual continúa porque los residentes lo consienten.

Todos admiten en que vegeta un gran fingimiento social sobre un enigma que mueve montos millonarios y que nadie está dispuesto a liquidar. Al hilo de la citada valoración, el mencionado diario divulga la siguiente cavilación: “si es un problema habrá que prohibirlo y si no lo es, nadie tendría derecho a juzgar el modo de divertirse los madrileños, en ambos casos, la existencia de esos carteles carecería de sentido”.

Hay quien opina que perdura mucho farsante social. Lo que interesa es el mensaje, no el reclamo en sí. El consumidor lo visiona y se siente afrentado en lugar de cavilar en lo que, objetivamente es: una campaña publicitaria para disminuir el empleo carnal de la joven.

“La prostitución atenta contra la dignidad de la persona que se prostituye, puesto que queda reducida al placer venéreo. El que paga, quebranta la castidad a la que le comprometió el bautismo y mancha su cuerpo, templo del Espíritu Santo. La prostitución constituye una lacra social”, afirma el Catecismo de la Iglesia Católica.

 

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