Sánchez vuelve a la carga contra el poder judicial
Pocas horas después del mayor batacazo de la historia de la izquierda en Andalucía, Pedro Sánchez volvió a sus orígenes: lejos de entonar el mea culpa por los resultados electorales, miró hacia otro lado, recuperó las prácticas del principio de la legislatura -cuando era uña y carne con Pablo Iglesias aunque no pudiera dormir por las noches- y urdió su enésimo plan de asestar un nuevo golpe que le permita controlar el poder judicial.
La nueva reforma planteada por Sánchez quiere habilitar al Consejo General del Poder Judicial a efectuar los nombramientos de dos de los magistrados del Constitucional, lo que le permitiría lograr una mayoría progresista que controle este Tribunal, clave para el funcionamiento de la democracia y la separación de poderes. De este modo, el debilitado poder Ejecutivo socialista da un paso -otro más- para controlar al Judicial. De libro de primero de comunismo.
No podemos olvidar que Sánchez ya modificó la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) para impedir al Consejo realizar designaciones discrecionales. Ese cambio supuso un choque entre el Poder Ejecutivo y el órgano de representación de los jueces. Este es otro capítulo más de la misma historia, que viene de mucho antes.
En primavera de 2021 se hizo también una reforma de la Ley del Poder Judicial con el objetivo de presionar al PP para que renovara el CGPJ. Curiosamente el Gobierno tuvo que modificarla después porque se le volvió en contra. Es lo que tiene actuar de forma sesgada y sin un plan real detrás: Moncloa quería que este órgano dejase de hacer nombramientos que le desagradaban en el Tribunal Supremo, y lo pagó poco más tarde.
El uso partidista de las instituciones no es nada nuevo en política. Pero la obscenidad con la que lo lleva a cabo Sánchez es tremenda. Ya ni siquiera trata de disfrazarlo o excusarlo. Ve que se le acaba el tiempo, y ya todo vale para tratar de culminar su particular “proyecto”. Esperemos, por el bien de todos, que no tenga tiempo para lograrlo.
