La preocupación de la Comisión Europea por las telecomunicaciones y sus usuarios

La UE, mediante la Comisión Europea, acaba de hacer público un informe en el que conmina a determinados países miembros a reducir los precios mínimos por la contratación de la banda ancha. Al margen de otro tipo de consideraciones (como que para realizar este análisis se pierde de vista que el 93% de las ofertas de la banda ancha en España son ya convergentes, por lo que la oferta de banda ancha como tal es más bien escasa), llama poderosamente la atención esta preocupación del organismo comunitario por los usuarios de las telecomunicaciones.

Y es que, sin duda, desde nuestra perspectiva de usuarios qué mejor que alguien se preocupe por nuestros derechos y por los precios de los servicios que contratamos. Sin embargo, empieza a resultar más que sospechoso que ésta sana intención de la CE sólo aplique cuando se trata de reprobar a las empresas de telecomunicaciones originarias de Europa.

No hay que hacer un ejercicio de memoria desmedido para que nos vengan a la cabeza situaciones en las que desde Bruselas se ha investigado a determinadas operadoras, como cuando se produjo una inspección en las sedes de tres de las principales compañías de este sector en el ámbito europeo.

En aquel caso, tal y como contaba Le Figaro, la investigación se debía a la posibilidad de que se hubiese podido interferir de alguna forma el tráfico internacional de Internet (principalmente entre EEUU y Europa) de la operadora norteamericana Cogent. Sin embargo, no deja de ser chocante que la propia Cogent ya denunció a Orange en Francia y tuvo que tragarse su denuncia puesto que en 2012 la Autoridad de la Competencia del país vecino ya dio la razón a la operadora gala.

Visto así, parece encomiable que la CE muestre tanto celo para la defensa de los usuarios. Pero resulta sospechoso que toda esta voluntad de investigar determinadas prácticas se dé únicamente con las empresas originarias de Europa mientras que las grandes compañías norteamericanas no pagan impuestos en Europa y no pasa absolutamente nada. Todo ello por no entrar en consideraciones que podrían ser tachadas de demagógicas como el hecho de que haya gigantes del sector que reconozcan que se realiza la deplorable práctica del trabajo infantil en hasta una decena de sus proveedores. 

Ya para otro día, que en esto no tiene nada que ver la CE, se puede dejar el volumen de empleo generado en Europa por las operadoras de telecomunicaciones y las ‘enormes’ aportaciones de los gigantes tecnológicos estadounidenses a terminar con el desempleo en Europa. Como ejemplo, los tres empleados de Facebook en España; una cantidad ingente de empleo con la que extraña que todavía queden parados en nuestro país…

Paul Samuelson Jr.

 
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