Carmena va en Metro, ¿y?

Fue en Metro como vamos desde siempre millones de personas, muchos de ellas sin coche.

Sería de desear que Carmena no se dejara llevar por la moda populista, que es la continuación de la demagogia por otros medios. Tiene preparación, edad y cultura suficientes para no caer en simplismos.

El populismo es primario y fácil y, como suele ocurrir con las ideas planas, no resuelve los problemas reales de la gente, sino que les da un ilusorio consuelo. Pero pienso también que una buena parte de los políticos a los que estos van a sustituir se lo tienen merecido: por creerse no se sabe qué; por dividirse dentro del mismo partido, olvidando lo elemental: que la divisón es la muerte; por no pensar realmente en la gente concreta; por emplear una retórica genérica y gastada.

Veamos el caso del PP. ¿Tan difícil era decir “no lo hemos hecho bien, nos hemos distanciado de ustedes, nos hemos entregado demasiado fácilmente al juego de la estrategia política y entre nosotros ha habido no pocos corruptos, aunque uno sería ya demasiado,”? Y añadir: “Os pedimos una segunda oportunidad y si, al fin, no os gustamos, nos vamos por donde hemos venido”.

Rajoy parece que ahora empieza a entenderlo, no sé si tarde.

Sencillez, inmediatez, trabajo inteligente y silencioso y esfuerzo a favor de quienes menos tienen. No es tan difícil.

Pero me temo que tendremos que soportar más retórica populista. Al final lo pagará la gente del común, porque los cantos de sirena suenan bien pero nunca han dado de comer a nadie, sino que han repartido hambre. Miren a la Venezuela de Maduro: ese régimen al que ahora los de Podemos no se atreven a nombrar después de haberle asesorado en su clamorosa falta de libertad y de igualdad, a no ser la igualdad en la miseria.

 
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