Se esperan peores esperpentos

Empiezo por el PP, no sea que el podemita de turno comente que los defiendo. Es esperpéntico que, después de tantas corrupciones ocurridas, pueda aparecer la enésima, como el asunto indio.

En el PSOE, si su líder fuera torero, tendría quizá de mote Pedro “Esperpento” Sánchez, de fina figura pero precario equilibrio, zarandeado por barones que van a botarlo, no a votarlo al canto de “¡Ay, Susana, Susana de mi amor....!”

De algunos políticos catalanes, prefiero no hablar. Son una fábrica de churro-elecciones, mientras la vida de millones de catalanes va por otro lado.

A todo eso se ha añadido el esperpento populista: las máscaras cambiantes de Iglesias, Carmena ideando que los niños recojan colillas, las “reinas magas”, aquella que se hacía fotos evacuando, el que escribía tuits enloquecidos, la que se despelotaba en una capilla al grito de “arderéis como en el treinta y seis”, ahora portavoz...

Estamos en la cultura de lo insólito, del hecho estrambótico, que se sube a You-Tube... El carnaval perpetuo. Las chirigotas se han multiplicado desde que el PSOE se alió con Podemos y Cia., dándoles poder para gobernar y obteniendo también tajada. Pacto que recuerda a la política de siempre, a la vieja, porque no hay otra.

Vídeo del día

Detenida en Madrid una kamikaze borracha y
con un kilo de cocaína en el maletero

 

Calculo, a ojo de mal cubero, que esa tendencia al esperpento está en casi un quince por ciento de los que votan: gente de mediana edad o escasa renta, a la que se acoplan jóvenes que así juegan un poco y algún que otro viejo que nada tiene que perder y que se aburre. No son muchos pero algunas televisiones, como la 4 y la 6- rivalizan en darles cancha y hacerse eco, en aras de la sagrada audiencia.

Queda un ochenta y pico por ciento que asiste al espectáculo. Mientras, como escribe Valle en Luces de Bohemia, cruza esta insólita España “un perro golfo que corre en zigzag. En el centro, encoge la pata y se orina”.