El barullo en la moción

Pedro Sánchez aplaude junto a sus ministros.
Pedro Sánchez aplaude junto a sus ministros.

Uno de los sustos más grandes de la moción de censura ha sido el giro del presidente Sánchez en lo relativo a cómo elegir los jueces del Consejo General del Poder Judicial, con su oferta a la colaboración del PP. Lo demás ya se sabía cómo iba a acabar, incluso la sorpresa de Casado iba en una dirección previsible, pero lo de Sánchez ha sido un giro de 180 grados, una remoción absoluta de lo que había venido diciendo hasta ese momento y completamente inesperada porque la moción de censura de Vox no tenía nada que ver con la elección de los jueces de un modo u otro. 

De hecho Sánchez no lo mencionó en ningún momento del debate, sino que fué al final, como un apósito para cicatrizar una herida abierta, que venía de antes y que fué declarado en la estela del barullo de Vox, tal vez para que pasara más inadvertido al citar a Casado para arreglarlo entre los dos aunque no fuera el momento de hacerlo... 

Quien no lo ha dejado pasar ha sido el representante de Justicia en la Comisión Europea, quien inmediatamente señaló desde Bruselas que el aparcamiento de ese proyecto era “un paso en la buena dirección”, para asegurar que la reforma no fuera percibida como “vulnerable a la politización de la judicatura”. La Comisión ya venía señalando, aunque no tan explícitamente, el riesgo de un proyecto mal trabado en un asunto tan importante como la separación de poderes.

Ahora falta por saber qué va a hacer Sánchez con Casado, sin enervar a la mayoría de las fuerzas políticas que votaron al Gobierno, poco dispuestas a un pacto con el PP, por primera vez en la Legislatura. De momento, nada de nada.

 
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