Bulocracia

Cada vez estamos más solos ante las pantallas y los mentirosos hacen su agosto con nosotros. El problema de la gente que miente es que llega un momento, no sólo en que no saben distinguir si lo que dicen es verdad o mentira, sino que les parece evidente que todo el mundo miente sistemáticamente como ellos, y no hacen caso a  lo que les dicen los demás para que rectifiquen.

No saben rectificar aun ante los patinazos suyos más evidentes, que crean un jolgorio en los demás que a ellos les parece desproporcionado. ‘Todo el mundo viene a por mi’, dicen. Y se hacen las víctimas, porque son incapaces de reconocer que la culpa la tiene el chorreo constante de mentiras.

¿Alguien se cree que la luz bajará en diciembre a los precios de 2018? Esa fecha es simbólica. ¿Quién gobernaba en 2018? Pues nosotros lo haremos igual, porque lo digo yo.

La historia falsa del chico homo atacado por una patulea violenta ha ejemplificado lo fácil que es mentir, y cómo los mentirosos se aferran a ese relato, como si fuera suyo. Y lo amplifican queriendo que todo el mundo lo acepte, como un hecho contrastado de la violencia que nos rodea por el odio a todas y a todos.

Es mentira que el mundo sea así. La inmensa mayoría de la gente respeta a los demás, y sólo hay unos pocos desquiciados que pretenden imponer un relato incierto, porque no saben hacer otra cosa con los medios de que disponen.