Crisis ‘a corto plazo’

Pedro Sánchez, en una comparecencia en el Palacio de la Moncloa.

Cuando Sánchez hace una aseveración negativa, los mas avisados perciben que lo contrario va a producirse: “no se plantea ninguna remodelación del Gobierno, a corto plazo”, ha dicho en un periódico. “Hay lealtad entre PSOE y Podemos”.  Si no le ha quedado más remedio que decirlo es porque se huele que vienen tiempos tormentosos, y quiere medirlos: que las cosas pasen cuando él diga y no cuando lo digan los demás.

Tal vez esté buscando lo que llaman en política ‘una salida digna’ para el vice y no le resulte fácil encontrarla ‘en el corto plazo’. No parece que se pueda poner a Iglesias, como a Pepiño o Montilla, en alguna empresa pública como Enagas, la Renfe o Paradores. No pega nada en una de esas ‘puertas giratorias’ que tanto ha denostado. Probablemente, lo mejor para Pablo sería nombrarle embajador en Panamá o en alguno de los paraísos fiscales que estén un poco lejos, en los que se pueda mover el dinero mansamente.

¿Que pueda ser el corto plazo? Los ‘sanchólogos’ discrepan: después de las elecciones en el País vasco y Galicia, cuando la Comunidad europea le apriete los tornillos y tenga que rendir el presupuesto, como Tspyras, si la pandemia sigue y sigue, cargándose puestos de trabajo y futuro para mucha gente… 

O si le da un pronto porque Iglesias le estorba a su imagen internacional, casi impoluta, como le empiezan a estorbar Nadia Calviño o la ministra de Trabajo, los dos luceros de su gobierno que suben y suben, mientras él baja y baja, a pesar de Tezanos. Todavía no hay evidencias, pero la cosa va por ahí. Y el que lo sabe es Ivan Redondo, si se ve obligado a hacer horas extra para salvar al Presidente de la quema. Y si fallan los intentos de hacerse con periódicos y televisiones para que lo alaben.

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