Cultura del ajetreo

Con esto del confinamiento excesivo e inconstitucional han crecido las ganas de moverlo todo, de moverse como nunca y de tener ganas de cambiar. ¡Ojalá todos los cambios fueran en la buena dirección! Pero el frenesí genera mayormente precipitación, esas ganas de cambiar llevan al ajetreo cuando se quiere hacerlo todo ya, o en septiembre como muy tarde.

La psicosis de que estamos perdiendo el tiempo, crece inmoderadamente. Y sirve para poner el aliento en los demás, hasta llegar a insultarles, si no te siguen con más  prontitud, como si no se dieran cuenta de que el tiempo está pasando y se acaba la legislatura.

Ha aumentado, particularmente en el Gobierno y los partidos que lo apoyan, la cultura insultante provocada por el ajetreo. al generar normas y leyes de dudosa eficacia constitucional, como parches repentinos para solucionarlo todo lo más rápidamente posible, como sea, sin pedir ayuda,, ni  consultar opiniones a otros, sobre los mandatos que están imponiendo. Se enfadan en vez de escuchar. Les parece que lo suyo es perfecto y lo de los demás erróneo, porque sí, porque lo digo yo, que soy el que sólo quiere solucionar los problemas generando un ajetreo improvisado, que no resuelve prácticamente nada si no está consensuado con los demás.

 
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