Embestir

La investidura en plenos sanfermines hace pensar si habrá mucho achuchón en el encierro que le tienen preparado al candidato sus presuntos amigos o enemigos, que ya casi nadie sabe con qué apoyos reales se presenta, y si lo hace para salir, para quedarse o para prolongar. De momento, la política se está pareciendo a una pelea de gente con mucha cornamenta, intentando llegar a la plaza de la ‘embestidura’, lo más imcólumemente posible.

Se están haciendo trizas con los posibles apoyos unos a otros, sin percibir lo que le vaya a costar en votos la próxima vez a cada partido. El espectáculo se parece a una charlotada de las que se hacían en las plazas, a la vista de todos, para que los niños y los mayores disfrutaran con las embestidas de los cabestros y los trompazos que se daban los presuntos toreros. Y no se dan cuenta de que los estamos mirando y tomando buena nota de quién es el que más hace de torero bufo, en vez de ser y representar a un político como Dios manda, que se preocupa de solucionar los problemas de la gente, que para eso le han elegido.