Interdependientes a la fuerza

astrazeneca
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Si algo ha demostrado la pandemia es que somos interdependientes. Todos dependemos unos de otros. El que más y el que menos ha tenido que esperar a que le tocara vacunarse, si o si, cuando le tocara.  Una enfermera o enfermero le ha pinchado donde no llega por si mismo. Además sin saber exactamente que le estaban metiendo en el cuerpo y confiando en unas marcas como Pfizer o Astra-Geneca, de las que no había oído hablar jamás.

La independencia personal no existe. Circulamos por la derecha y nos paramos cuando el semáforo se pone rojo. Vivimos en 2017 y los días de la semana son lunes, martes, miércoles… No podemos cambiar a nuestro gusto unn enorme montón de cosas. Y eso nos salva, porque no podríamos llegar a todo sólo con nuestras propias fuerzas.

Pero sí podemos ayudar a los demás como la chica de la cruz roja lo hizo con el inmigrante negro exhausto. Parece todo obvio, pero ha sido la pandemia (y la emigración marroquí) la que nos ha abierto los ojos a la necesidad de contar con los demás para progresar.

En política, también. Los líderes solitarios que creen tener toda la razón siempre, ya no están tan de moda. Solo valen como héroes de película para entusiasmar a los niños. Los demás buscamos a alguien que nos de confianza, porque lo necesitamos. Y mandamos a paseo a quien quiera aprovecharse de nosotros para su lucro personal. Es así de sencillo, porque somos interdependientes. Y lo seguiremos siendo.

 
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