La ciencia de Sánchez

A mi lo que más me gusta de Sanchez es cuando habla de una cosa y se nota perfectamente que no la entiende, lo que le convierte en una persona completamente normal, que dice porque se lo han dicho; y el apuro que pasa cuando le toca decir algo, y lo aplaza hasta que no le queda más remedio.

Por ejemplo cuando tuvo que afirmar: “las decisiones sobre la crisis se han tomado en base a criterios científicos”, cuando todos sabemos, incluso su mujer, que la decisión sobre la manifa del 8M se tomó para no molestar a los grupos feministas que querían dar la campanada, celebrando el día de la mujer, aunque corrieran el riesgo de quedar infectadas, todas y todos.

Los ‘criterios científicos’ no eran los mismos que tomó la Organización Mundial de la Salud y muchos de los países que veían venir la cosa china; los ‘científicos’ de Sánchez recomendaron esperar un día más, en vez de recomendar ‘con criterios científicos’ actuar inmediatamente.

La ‘ciencia’ en la que se basó Sánchez para decidir aplazar no la ha compartido nadie medianamente serio, frente a lo que llamaríamos ‘la ciencia científica’ mundial, que se encargó de decir desde casi el primer momento, que el virus no tenía curación ‘científica’ todavía, que no se sabía cómo se propagaba y que, de momento evitáramos aglomeraciones, nos laváramos las manos y nos quedáramos en casa hasta que llegara la vacuna.

O sea que los científicos no tenían – y todavía no tienen- ninguna respuesta seria para resolver el asunto, que la están buscando denodadamente, y que en esas estamos todavía. Lo de quedarse en casa , lavarse las manos y evitar aglomeraciones, no deja de ser un manual que sirve para cualquier cosa.

Ni siquiera parece un criterio científico, sino un apaño mundial ante un peligro desconocido sobre su origen y su transmisión, que puede que lo palíe algo. No pasa nada por decir que todavía no sabemos resolverlo y que esperamos hacerlo cuando la’ciencia’ haya avanzado un poco más.