La vida sigue

El nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida

Unos que vienen y otros que se van decía la canción, pero todo sigue más o menos igual. Las elecciones y todo el proceso de pactos, dimes y diretes, insultos, descalificaciones, promesas: si es si y no es no, muchas veces incumplidas: lo que era si resulta que no y lo que era no resulta que si. Todo lo que ha sido este proceso electoral, y lo que falta todavía, pone de relieve que, a pesar de todo, la vida sigue igual.

El edificio constitucional ha sufrido muchos arreos por parte de unos y otros, pero sigue ahí, guardándonos del maleficio de un desacuerdo generalizado, que acabaría por tumbarlo. Hasta los políticos menos constitucionalistas se han sometido al imperio de la ley y han presentado sus listas en el plazo previsto, han llamado a los suyos a votar, y han aceptado, auque sea a regañadientes, los resultados. Eso no ha pasado siempre en la historia política de España, llena de algaradas y pronunciamientos.

Ni siquiera en el asunto catalán se percibe algo que no pueda ser sancionado por los tribunales. Hemos visto el juicio en directo, cada uno ha dicho lo que mejor le venía y no ha pasado nada especialmente grave: los candidatos encarcelados han ido a tomar posesión y luego han vuelto a la cárcel, hasta que se pronuncie la sentencia. Pues qué bien. Tenemos que resaltar la normalidad y dar gracias a quienes vigilan las instituciones, porque no siempre ha sido así.

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