Menos cargos públicos

Ignacio Aguado, Isabel Díaz Ayuso y Enrique Ruiz Escudero.
Ignacio Aguado, Isabel Díaz Ayuso y Enrique Ruiz Escudero.

Una consecuencia relevante del lío político de la semana es que te puedes cargar a la mitad del gobierno y no pasa nada. Cuando ellos, sus asesores y demás gente encandilada, se van a la calle; y no pasa nada, el gobierno de la comunidad sigue, traspasando sus competencias a otros que ya estaban allí, y que se quedan porque conspiran menos y les debe seguir gustando trabajar con la Presidenta.

El batiburrillo ha puesto de relieve que hay gente que sobra, sobre todo los que tienen un tiempo bien remunerado que dedican a tramar complots. Se entiende, aunque poco, que la oposición haga lo imposible por tumbar al que está arriba. ‘Abajo el que sube’, decía un líder que quería tener moscones cerca pero no que intentaran sustituirle. Pero que los que están allí dediquen su mejor tiempo, pagado por los ciudadanos, a tramar asechanzas contra la jefa, demuestra que tienen mucho tiempo libre, y que lo dedican a no se sabía que, hasta que llega  saberse.

La semana ha sido clarividente en torno a las intenciones de cada uno hacia los demás. Y ahora solo queda que Iván Redondo renuncie a seguir con Sánchez. Su perfil ganador le lleva a marcharse cuando huele la chamusquina. Lo ha hecho ya varias veces, con todo tipo de políticos, del uno al otro confín. La jugada ha salido muy mal, y lo que iba a ser destruir el poder local del PP se ha convertido en un ensalzamiento de Ayuso, que se merecía por su buen trabajo, pero que se han encargado de reforzarlo infinitamente, los presuntos conspiradores con poco trabajo que hacer y demasiado tiempo para ziriquear.

 
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