Que se vaya

Bandera de Argelia.

El problema está en que si tu dices 'que se vaya' casi todo el mundo sabe a quién te refieres. El que estorba de verdad, por más que intente echarle la culpa a cualquiera que no sea él, está claro cada vez para más gente, no ya del ámbito nacional, sino incluso del mundo mundial que contempla atónito los errores cada vez más grandes que comete.

Lo de Argelia y Marruecos con España da para una peli de terror. Por acoger en Logroño a aquel líder saharaui, Marruecos inundó de niños emigrantes las fronteras. Y luego con la cesión del Sahara, sin explicar bien por qué, ha sido Argelia la que ha roto la baraja, al sentirse ofendida por ese movimiento inédito en la cultura política mundial que genera divisiones, conflictos y rebotes mucho más allá de lo previsible.

Lo estamos viendo hasta en Austria que se lamenta de que ese conflicto afecte al gas argelino que necesita. Toda Europa contempla atónita hasta donde van a llegar las consecuencias, por no decir a Estados Unidos y Rusia, que uno es aliado de Marruecos y el otro se lleva bien con Argelia.

¿Quién es ese presidente que ha conseguido organizar ese revuelo mundial, en un momento tan delicado como el que estamos viviendo con la guerra de Ucrania, la pandemia, y la crisis económica que se avecina en tantas partes del mundo? ¿No podría marcharse y dejarnos convivir con nuestros problemas de un modo más razonable? A ver quién es el guapo que le convence de la estulticia con la que esta manejando los asuntos que nos conciernen a todos.

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