Ralentización

Las cosas no van como estaba previsto, sino más despacio; el Instituto Nacional de Estadística lo ha dicho, ha puesto a todos firmes y parece que eso va a dificultar la elaboración  de los Presupuestos. De un modo más sencillo, ya lo decía el chotis: ‘con tanto cine,con tanta radio,vamos p’alante, vamos p’atrás’. El exceso de información, y la mirada atenta de los organismos oficiales, hace que nos enteremos enseguida de que la cosa no va tan bien como dice el Gobierno.

‘Cómo está el mundo’. Pues depende. Hay mucho contrato laboral temporal y pocos indefinidos, con lo que cada trimestre salta la alarma en uno u otro sentido. De repente crecemos y de repente dejamos de hacerlo: ‘vamos p’alante o vamos p’atrás.

Si el paro sube, hay menos gente que compra y, si la cosa fluctúa, hay más gente que se guarda el dinero para más adelante, no gasta, consume con menos alegría, y lo notan los comercios, las empresas y los bares. Esa indecisión revela la falta de confianza de unos con otros, posiblemente la mayor enfermedad social de cara al futuro.

Se ha ‘ralentizado’ la idea de que podríamos salir adelante con alguna facilidad. Acaba el crecimiento exorbitado de la pandenia, pero no se refleja en las cuentas de cada uno, con la electricidad galopante y los problemas estructurales que nos aflijen, con un paro desorbitado y pocas ganas de contratar gente nueva. Somos el país con más ‘ninis’ de Europa, gente joven que ni estudia, ni trabaja.

No siempre ha sido así, ni tiene por qué ‘ralentizarse’. Otros han sabido resolver situaciones parecidas, básicamente, contando con una mayor confianza de todos para tomar las medidas oportunas. ‘Vamos p’alante’.

 
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