Repuntes

De repente va y repunta. Lo que parecía aplanado y camino de ir para abajo, va, repunta y se nos quita toda ilusión de que esto vaya a terminar alguna vez, aunque el ministro diga que todo va bien. Sigue el confinamiento, aunque se acabe la hibernación, dice el presidente como si esas palabras sirvieran para distinguir los confinados de los hibernados que van a dejar de serlo ¿Tu eres un confinado o un hibernado? Probablemente seas las dos cosas, aunque ya has aprendido que confinar es, más sencillamente, lo que se dice quedarte en casa a esperar.

Aunque no entendamos nada de lo que pasa, va Bill Gates y pide una estrategia mundial, y que necesita 2.000 millones de dólares para poder preparar una vacuna, todavía inexistente,  y más de 7.000 para distribuirla, o lo que sea que acabe, eso sí, universalmente, de una vez con la pandemia. Y eso sólo Bill Gates que tiene muchísimo dinero. Imagina lo que pedirán los que tengan menos que él.

Lo único que sabemos con certeza es que la gente que nos gobierna en cualquier país, no da pie con bola todavía sobre el modo de luchar con la dichosa pandemia. Si hasta Bill Gates se pone a pedir dinero, menos mal que otros sólo nos piden quedarse en casa, probablemente para que no percibamos el desmadre que hay alrededor.

Cuando, en realidad, lo que pasa es que un bichito puede acabar con toda una civilización. Por lo menos hasta ahora no hay quién lo pare. Incluso en China está rebrotando por la gente que lo trae de fuera. Otra cosa que hemos aprendido, aunque sea a la fuerza, es que somos muy poca cosa, cuando nos creíamos los reyes del universo que no ibamos a morir y que duraríamos millones de años sobre la tierra. Alguno calculaba ya cuando desaparecerían las funerarias por falta de uso y ahora hay un déficit de ellas acuciante. Parece mentira lo que un bichito puede conseguir aunque todas y todos nos pongamos a luchar contra él, o a quedarnos en casa, a ver lo que pasa.