Te veo engolado

Pedro Sánchez ataviado con alpargatas durante una videoconferencia este miércoles, en una imagen difundida por Moncloa.

El refranero español suele ser muy preciso: ‘dime de qué presumes y te diré de qué careces’. Es lo que se llama ‘la falsa autoestima’. La sensación de que uno mismo es imparable, de que lo puede todo, más que los demás, que deberían agradecerle lo que hace por ellos. Engolado es lo mismo que altisonante, presuntuoso, petulante o afectado según dice el diccionario. Y así nos va.

Son personas que alardean de escuchar a todos, de ser comprensivos y tolerantes, pero lo malo es que sobre todo se lo dicen a sí mismos, convencidos de su valía. Pero eso no quiere decir que los demás opinen lo mismo sobre ellos. Las personas valiosas lo son cuando son los demás quienes las califican así, no cuando se lo dicen a sí mismos.

Y lo que dice el refrán es que de eso mismo de lo que alardean, es lo que les falta y los demás echan de menos. Es muy peligroso presumir de lo que uno hace, sin contar con que precisamente puede hacerlo porque le ayudan los demás, que son los que consiguen que brille, con un trabajo escondido y sin aparente relieve.

Sin reconocer que todos nuestros logros se deben al buen provecho que sacamos del trabajo de los demás, lo más probable es que la gente callada y sin aparente brillo, se rebele en algún momento en que las cosas no empiecen a salir bien, la realidad de lo que pasa ensombrece muchas veces la petulancia y la tumba, cuando se ve que todo ha sido fachada insostenible al poco tiempo. Que se lo digan a Biden, que ha tenido que salir corriendo de Afganistán, y sólo entonces ha llamado a Sánchez para que le eche una mano.

 
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