Fidel Castro no reconoce el gesto histórico de Barack Obama

Ignoro las razones de esa decisión de la diplomacia estadounidense. Pero sus consecuencias no parecen fructíferas, a tenor del artículo que el líder de la revolución publicó a toro pasado en el diario oficial del régimen.

Conservo un editorial de El País, publicado el día que llegaba el presidente Obama a Cuba. Comenzaba con un párrafo enfático: “Seguramente uno de los mayores legados del mandato de Barack Obama, cuando en enero de 2017 ceda en el Capitolio de Washington la presidencia a la persona que le suceda, habrá sido la finalización de un conflicto que ha enconado las relaciones internacionales de los siglos XX y XXI, y que incluso en una ocasión puso al mundo al borde de un conflicto nuclear”. Se titulaba “Obama hace historia”. Pero esta valoración dista mucho de la publicada por Fidel en Granma, el órgano oficial del comité central del partido comunista cubano.

En la primera página de ese diario, Fidel ironiza de entrada, al titular “El hermano Obama” su elemental respuesta al discurso del presidente de EEUU en el Gran Teatro de la Habana. Considera almibaradas sus expresiones relativas al final de la guerra fría. Tan sentimentales que podrían provocar ataques al corazón. Y no omite casi ninguno de los viejos tópicos contra el capitalismo yanqui, así como sus ofensas –embargo incluido- al "primer territorio libre de América".

La respuesta de Fidel reitera los argumentos clásicos contra Estados Unidos: “No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta”.

No ahorra un recuerdo negativo para los reyes de España, en cuanto conquistadores y colonizadores, que habrían explotado las materias primas cubanas. Las relaciona con el turismo exterior, aunque, de hecho, es una de las fuentes actuales de riqueza para la Isla. No faltan evocaciones para los líderes de la independencia, como José Martí o Antonio Maceo.

Ante la referencia de Obama a los esclavos traídos de África, que sería común a Estados Unidos y Cuba, Fidel comenta: “Las poblaciones nativas no existen para nada en la mente de Obama. Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por la Revolución; que el retiro y el salario de todos los cubanos fueron decretados por ésta antes de que el señor Barack Obama cumpliera 10 años. La odiosa costumbre burguesa y racista de contratar esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de recreación fue barrida por la Revolución Cubana. Esta pasaría a la historia por la batalla que libró en Angola contra el apartheid, poniendo fin a la presencia de armas nucleares en un continente de más de mil millones de habitantes. No era ese el objetivo de nuestra solidaridad, sino ayudar a los pueblos de Angola, Mozambique, Guinea Bissau y otros del dominio colonial fascista de Portugal”.

Los Estados Unidos habrían estado en la lucha contra esa independencia, con todo su poderío y experiencia militares. Le sirve para insistir en las consecuencias negativas del embargo contra Cuba, sin excluir frases como: “Tras un bloqueo despiadado que ha durado ya casi 60 años, ¿y los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de fuerza?”

Fidel concluye: “Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura”. Y en contra de toda evidencia, afirma: “somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta”. La realidad es que Cuba importa un 80% de materias primas, particularmente de Estados Unidos, sorteando el embargo.

A pesar de todo, el Congreso de Estados Unidos debería levantar definitivamente ese bloqueo, también por su ineficacia como ataque a la dictadura castrista: lesiona en la práctica a la población cubana, pero fortalece dialécticamente a su gobierno. Lástima que, como sucedió en la España de los setenta, todo dependa de la vida de un solo hombre. Mientras, el pueblo sigue esperando.

 
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