Las espadas siguen en alto tras los comicios de noviembre en EEUU

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante su discurso tras 100 días en el cargo. 29/4/2021
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante su discurso tras 100 días en el cargo. 29/4/2021

Mientras se empieza a escribir medianamente en serio sobre una “guerra fría 2.0”, crece la división interna en Estados Unidos, como muestran los resultados electorales del pasado 2 de noviembre, primer martes después del primer lunes, según la antigua tradición americana. Imagino que no brotarán ni, en su caso, prosperarán movimientos secesionistas de California, pero se advierte un crecimiento de la personalidad de este Estado, que se refleja también electoralmente.

Antes del relativo shock que ha producido el cambio en Virginia, hubo un test en California, tras la recall election, consulta en las urnas para la destitución del gobernador, el demócrata Gavin Newsom, que se celebró el 14 de septiembre. De los sondeos y debates durante el verano no se deducía una victoria tan amplia del actual mandatario: 61,88% de votos frente al 38,1% en contra, prácticamente idéntico porcentaje con que ganó al republicano John Cox en 2018; no parecen haber influido los crecientes problemas de vivienda, o la gestión de la pandemia o los incendios forestales.

Lógicamente, apenas dos semanas después, como señala la corresponsal de Le Monde en San Francisco, promulgó diversas reformas, la mayoría en línea con los principales apoyos de su coalición -feministas, antirracistas, ecologistas‑: desde el medio ambiente hasta la vivienda y la educación. No se puede olvidar que California tiene 40 millones de habitantes, el PIB de la quinta o sexta economía del mundo, y está a la cabeza de la innovación tecnológica, la industria del entretenimiento y la lucha contra las emisiones de CO2.

Pero los resultados del 2 de noviembre han sido muy distintos en los dos Estados que elegían gobernador: en Virginia, donde Joe Biden ganó por un 10% de diferencia hace un año, el republicano Glenn Youngkin fue elegido frente a su oponente demócrata, el ex gobernador Terry McAuliffe, con un 2,1% de votos más, cuando estaba escrutado el 99%. A pesar de los esfuerzos de éste por asimilarle a Trump, consiguió zafarse de una influencia más bien negativa hoy por hoy, al menos para los medios. En cambio, McAuliffe no consiguió recuperar la confianza de las familias en materia educativa.

Más sorprendente fue Nueva Jersey, donde el gobernador demócrata Phil Murphy, en un Estado aún más demócrata, estuvo empatado mucho tiempo durante el recuento de votos con el republicano Jack Ciattarelli. Al final, con el 99%, ganó por 1,6%, un porcentaje muy alejado del de la elección presidencial de 2020.

Otro contrapunto proviene de las ciudades de Nueva York y Boston, aunque no es plenamente significativo, por el carácter superurbano de ambas megalópolis. Lo cierto es que han ganado la alcaldía los candidatos demócratas, con una facilidad que se aparta de las mínimas diferencias que tanto se dan estos últimos tiempos. Además, algunos matices parecen interesantes para calibrar tendencias de futuro: se esperaba la elección de Eric Adams en Nueva York, quien se presentó como un candidato relativamente moderado. En cambio, en Boston, Michelle Wu, respaldada por Elizabeth Warren, derrotó a su oponente demócrata más centrista.

Hay comentarios para todos los gustos. Pero parece indiscutible la fractura cultural y social de los ciudadanos estadounidenses, con la consiguiente repercusión política. Algunas inquietudes de los líderes demócratas abonan la “guerra cultural”, que se manifiesta en la lucha por el derecho a la vida, la defensa de la naturaleza o la promoción de derechos civiles para minorías, contrarios a los principios de la mayoría, que no parece dispuesta a seguir en silencio, tampoco respecto de la ambigüedad ante los ataques a la libertad religiosa o a las libertades académicas clásicas. Da la impresión de que el incremento de popularidad en los medios desata pasiones en las redes sociales, con descenso de rentabilidad electoral, especialmente allí donde la cultura urbana cede en regiones que conservan fuertes componentes rurales.

Por otra parte, en los próximos meses, los líderes políticos no podrán soslayar otras cuestiones candentes; deberían dilucidarlas antes del próximo noviembre; me permito señalar dos quizá especialmente decisivas: en el plano internacional, el dilema de Estados Unidos ante la defensa de Taiwán, cada vez más acosado por Pekín; en el plano interno, la caída de la esperanza de vida, en la que incide decisivamente el consumo de estupefacientes.

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato