Sociedades libres no garantizan individuos libres

En una tribuna anterior desarrollé brevemente la idea de que el ser humano para que pueda merecer el calificativo de libre debe mostrarse como un individuo condicionado éticamente en sus decisiones a la vez que disciplinado en sus ejecuciones. Decidir y ejecutar no son formas verbales sinónimas. Como consecuencia, que una persona se muestre libre no depende tanto de la cantidad de opciones de que disponga como de su capacidad de elegir bien; es decir, con criterios éticos.

En cita de Viktor Frankl[1] en su obra El hombre en busca sentido. “Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fueran muchos, pero esos pocos representaban una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino".

Qué duda cabe de que nuestro eminente psiquiatra hubiera preferido encontrarse en situación bien distinta, pero no siendo posible decidió emplearse con libertad suprema, esto es, escogiendo la actitud a adoptar en su cautiverio. Se manifestó como un ser libre en un entorno que no lo era.

SOCIEDADES LIBRES

La libertad de expresión, el amparo de la ley, la no discriminación de la persona en atención a su sexo, raza o procedencia, el derecho a la formación, etc., se nos presentan como paradigmas de libertad en nuestra sociedad. Posibilitan "el poder emplearnos" con derecho, con garantías, pero no es suficiente.

Un ciudadano que se valga de la libertad de expresión para difamar, no se concreta como ser libre aunque viva en un una sociedad calificada como tal. Las sociedades libres no garantizan que sus ciudadanos se empleen como seres libres

Occidente posibilita grados de libertad imposibles en otras culturas actuales de corte y concepción feudal. Siendo así, la persona que disponga de un entorno de tal naturaleza encontrará mayores posibilidades de desarrollo personal. Pero la responsabilidad última de mostrarse como un ser libre, al margen de su entorno, siempre recae en el hombre. En cita de Ernest Hemingway “La vida no consiste en tener buenas cartas sino en jugar bien las que uno tiene”.

LA LIBERTAD INDIVIDUAL COMO CONQUISTA

En congruente conclusión, aunque tengamos la inmensa suerte de asomarnos a la vida en un país libre, no nacemos libres. Debemos aprender a serlo.

 

Solamente una persona con criterio suficiente podrá adoptar decisiones libres. El criterio como hijo de la sabiduría que es, será consecuencia de un carácter amparado por fuertes lazos éticos con el mundo exterior: principios, valores, integridad, generosidad, y ejemplaridad, serán argumentos de necesaria presencia-, y de conocimientos elevados en el plano humano, técnico y social.

De ahí la importancia de un núcleo familiar que nos arrope no solamente en cuanto al cuidado físico sino también con referencias ejemplares, una escuela que nos dote de una armadura vital importante, así como de una universidad que -como sucede actualmente- tras la soberbia del conocimiento intelectual, en la mayoría de los casos entrega auténticos analfabetos emocionales a la sociedad.

¿Por qué han perdido jerarquía las asignaturas de tipo humanístico en detrimento del cálculo, álgebra, informática, etc.? ¿Cuáles son las materias que propician la reflexión, el fundamento, la búsqueda de sentido a la vida en la persona? ¿Por qué la filosofía, la literatura, la ética, la historia permanecen ocultas y vejadas en su trascendencia e importancia? ¿Cómo se puede enseñar a ser libre únicamente desde la tecnología?

EJEMPLO DE LIBERTAD

Nelson Mandela se concreta como paradigma de persona que estando confinado en una cárcel durante 27 años supo mantenerse al margen del odio, la ira, y el rencor que muchos hubieran encontrado justificados. Las estrofas de Ernest Henley[2] le acompañaron día tras día como manifestación de su voluntad inquebrantable de elegir, de ser éticamente libre:

Más allá de la noche que sobre mí se cierne

negra como el insondable abismo,

doy gracias a los dioses que pudieran existir

por mi alma invicta.

Caído en las azarosas garras de las circunstancias

nunca me he lamentado ni he pestañeado.

Sometido a los golpes del destino

mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas

donde yace el Horror de la Sombra

la amenaza de los años

me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa lo angosto que sea el camino

ni lo cargada de penas que esté la sentencia,

soy el amo de mi destino:

soy el capitán de mi alma

Al igual que el valiente no es el individuo que no tiene miedo, sino el que lo arrostra, la persona libre no es la que dispone de todos los grados de libertad posibles sino quien gobierna con acierto ético sus limitaciones.

[1]Catedrático de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de Viena, permaneció internado en Auschwitz, Dachau y otros campos de concentración durante tres años. Creador de la logoterapia.

[2] Poeta inglés, de niño sufrió, tras padecer tuberculosis, amputación de una pierna.

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