Acoso policial

El pelotón de policías imprescindible para imponer la igualdad que decía Colacho Gómez Dávila y especialmente la ideología única, de género, se repite hasta el hartazgo. Con el cierre de una Basílica en la sierra madrileña ya probaron su eficacia, registrando, parando e identificando para sus largas listas de peligrosos activistas que van a misa de 12. Eso al menos aparecía en los medios. De las identificaciones y detenciones arbitrarias de militantes de la oposición, que acabaron en su día en los tribunales, mejor ni hablamos pues allí sí parece que hubo instrucciones directas que no constan ahora.

El sábado volvían a las andadas, persiguiendo muchachas de la organización próvida, y exigiéndolas el DNI. Vieja técnica encubierta con la excusa de evitar cuestaciones ilegales. Ya se sabe que en el uso alternativo de los reglamentos es como se presiona e incomoda a unos mientras se apoya y jalea a otros. A una joven colegial con chaleco reflectante de la organización, identificación de la misma y hucha de idénticas características le pedían el número de DNI con más arrojo del que emplearían para identificar manifestantes pro etarras o asaltadores de templos. A quienes terciaron en el polémico y arbitrario proceso les seguían pidiendo más números que uno apuntaba cuidadosamente en una libreta del SUP. Si, lo repito, lo apuntaba en su libretita no del Cuerpo sino del Sindicato. Ya no queda pudor en estas cosas y cualquier día nos mandarán las multas directamente desde Ferraz. Ni aun admitiendo que no les den dinero para libretas, todos sufrimos los recortes, se puede entender tanto entusiasmo sectario.

De allí salimos, él con la libretita llena y otros con el número de identificación policial. No sé que se hará con unos y otros. Yo los jugaría a la primitiva del jueves pero sin compartir los premios.

 
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