Avanzadillas de 2013

Un año empieza siempre antes de llegar. No es solo que proyectemos la imaginación hacia ese porvenir inmediato del 1 de enero en adelante, sino que, a la vez, el año venidero va internándose de forma casi subrepticia en la explanada prematura de diciembre. Una milicia implacable de días jóvenes, vigorosos y con caballos de refresco —blancos como cuadrículas aún sin tachar—, un ejército resuelto a la conquista de esa plaza fuerte que llamamos el futuro, lanza avanzadillas antes de asegurarse la victoria definitiva en la batalla incruenta del calendario.

2013 ya está por doquier sin haber llegado, sin haber vencido. O, más que estar, está estando, perífrasis que no sé por qué los lingüistas no dan por buena. Los días del año que viene están estando cuando aún no están, porque no han venido. Por ejemplo, hay uno que está estando aquí, ante mi vista, en la hoja de devolución de un libro: «14/01/2013». La caligrafía pulcra de la bibliotecaria cobra vida, exige avíos. Una fecha del año próximo me condiciona —desde ya—, porque tendré que intentar terminarme la novela antes de ese día, imprimiendo un determinado ritmo a la lectura, o, si no, deberé acordarme de renovar el préstamo para que no me sancionen. La inquietud es presente. Una avanzadilla de 2013.

Otra avanzadilla: la localidad para el espectáculo de febrero que usted no quiere perderse, y que por eso ha adquirido de antemano. Al mirarla, en parte obtiene —desde ya— un anticipo de deleite. Y otra avanzadilla: el billete de ese medio de transporte que ha comprado el estudiante con antelación para la vuelta de las vacaciones. Ahí late, ahí está estando con su carga de agobio prospectivo, pero ya real, la fecha de retorno, y debajo la hora de salida («¡Qué pronto, Dios mío, a ver cómo lo hago para llegar a tiempo!»), que igual le obliga —desde ya— a movilizar a media familia. Y otra avanzadilla más, esta bien poderosa: la declaración de la renta de 2013. El suplemento Mercados, del diario El Mundo, traía el pasado domingo una lista con todas las desgravaciones que requieren operar durante estos últimos días del año. Corra, corra, adquiera su casa y disfrute —desde ya— del placer de la hipoteca para alivios fiscales a seis meses vista.

Lecturas de biblioteca, entradas de teatro, pasajes de avión, compra de vivienda: avanzadillas de 2013, otro año que está estando, que ha empezado de forma casi subrepticia, como siempre, antes incluso de llegar.

 
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