Sobre todo, nada de Bárcenas

Ha habido un miniconflicto entre politiquilla y arte con minúscula. Todo pequeño, alicorto, ramplonzuelo. En Arenas de San Pedro, la alcaldesa ha amagado con retirar el apoyo municipal a una exposición colectiva si no se descolgaba un cuadro en el que sale el Innombrable. Aparte del acto pundonoroso en desagravio al partido, eso hubiera supuesto en la práctica una especie de asedio consistorial para desabastecer de luz y agua el Palacio de la Mosquera, por el expediente de no pagar los gastos. Pavoroso intento de rendir la plaza. Luego la alcaldesa lo que ha retirado ha sido el amago de retirada del apoyo municipal, y todo ha quedado como al principio, solo que con notoriedad y ridículo mayores.

Lo interesante no es valorar la actitud ni las dotes pictóricas del autor del lienzo, Toño Velasco, a quien podría acusarse de oportunista —muy oportuno oportunismo, según la rápida ganancia en fama—, y hasta de pintor mediocre, porque si bien es cierto que a Bárcenas se lo reconoce, algo falla en las proporciones de sus rasgos. Lo interesante —la política queda, los artistas se van— es valorar la actitud y las dotes argumentales de la regidora. Tanto da si las intenciones y hasta las palabras le han venido de arriba o no, porque es ella quien ha manifestado las unas y pronunciado las otras, así que se le han de endosar. Y quede claro que cuanto aquí digo no es un reproche a una persona ni va contra un partido concreto, sino que se dirige a la clase política en general cuando muestra inconsistencias como las del caso que nos ocupa.

De las intenciones ya se ha hablado arriba: dejo de apoyar, dejo que se apoye. Volubilidad esclava de la opinión pública. O lo uno o lo otro, pero con firmeza, y asunto concluido. Las razones aportadas para que se descuelgue solamente ese cuadro, titulado «Sobre todo, Bárcenas», son flojas como mínimo. Ha dicho la alcaldesa que no se adecua al tema común inspirador de la muestra, que es un poema de León Felipe. Pues igual que no se adecuan tantas otras obras. Ha afirmado además que Bárcenas «todavía no es culpable». Tampoco lo es Urdangarin, presente también en la exposición gracias al mismo Toño Velasco, y sobre este no ha mostrado inquietud alguna. Por otra parte, si se demuestra la culpabilidad, ¿ya pude exhibirse sin problema?

Ah, es que el argumento continúa: «Le puede pasar como a Pepiño Blanco, que ha sido absuelto». O sea, que ya estamos con lo de siempre, el codazo infantil al adversario. Y para redondear, pregunta la alcaldesa al artista si no tiene también algún retrato burlesco en el que aparezca Rubalcaba. Estoy convencido de que si en un pueblo gobernado por los socialistas alguien expusiera en dependencias municipales un cuadro satírico de algún imputado del partido, se hubiera dado el fenómeno argumentalmente especular, sustituyendo a Blanco por Camps y a Rubalcaba por Rajoy. Ese es el nivel de la política española. En general, lamentable.

 
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