Chirac, el jubilado, político preferido por los franceses

Hace poco más de dos años los franceses suspiraban por la desaparición de Jacques Chirac del Palacio del Elíseo, sólo un 17% de ciudadanos se aventuraban a apostar por prolongar el mandato del entonces presidente de la República.

Pero, ¡las vueltas que da la vida!, ahora, por arte de birlibirloque, Chirac se ha convertido, extrañamente, en la personalidad política preferida de los franceses.

Habrá quien diga que Nicolas Sarkozy ha hecho bueno a su antecesor, pero el actual presidente del gobierno (a pesar de lo que a muchos pesa) goza de más popularidad de la que pudo tener en su día Chirac.

¿Qué ha podido hacer en estos dos años Chirac?, o ¿será que lo que los francesas aprecian es la seguridad de que haya desaparecido de la escena?

La ministra de Cultura, Christine Albanel, que durante años escribió sus discursos, ha colocado una banderilla en el orgullo de este incorregible don juan, explicando que su súbita popularidad se debe a que se ha convertido en una especie de abuelo para todos.

También es cierto que el regreso de Francia al comando integrado de la OTAN ha hecho añorar a algunos aquellos días en los que Chirac lideraba la oposición mundial a Estados Unidos por la invasión de Irak.

Ahora, con el trabajo que realiza desde su Fundación no genera polémicas porque los objetivos que persigue, “trabajar al servicio de la paz” pidiendo el acceso de agua y a los medicamentos, o predicando contra la deforestación y la desertificación de la tierra, despiertan simpatía y consenso.

Su mayor problema ahora es al mismo tiempo lo mejor que ha tenido en esta vida: su mujer, Bernadette Chirac. Según cotillea la prensa francesa, la exprimera dama se ha convertido en el azote de su marido, al que vigila sin descanso para que ponga freno a su voraz apetito.

Para suerte del antiguo presidente, Bernadette Chirac sí que está ocupada: es diputada del consejo general de la Corrèze (donde no duda en votar junto a los socialistas sin que nadie se atreva a rechistarle); sigue dirigiendo la recaudación de fondos para los Hospitales de Francia; y ha asumido la presidencia de la Fundación Claude Pompidou para la ayuda a enfermos y ancianos.

 

Finalmente, la causa de la súbita popularidad de Jacques Chirac quizás se llame también Bernadette.

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