Clamores transversales

Como solía decir doña Rosa, la dueña del café donde se reunían los numerosos personajes que pululaban por La Colmena, de Cela, «no perdamos la perspectiva, es lo único importante». Pues eso, no la perdamos, que no nos la hagan perder. La realidad fáctica es que en tres fines de semana consecutivos se han convocado sendas manifestaciones de rechazo a otras tantas medidas anunciadas por el Gobierno de la Nación. Y lo es también que todas ellas han contado con el respaldo explícito del Partido Popular. Las conclusiones espurias que ha extraído la actual clase dirigente eran previsibles: las necesitan para construir su ficción. Pero es así como se pierde la perspectiva.

Esta España binaria que está diseñando Zapatero, compuesta de bienhechores y facciosos, de sensibles con lo peculiar y de retrógrados, presenta aún considerables desajustes. Si de verdad toda esta balumba protestataria que se les ha venido encima responde al ánimo crispante de la oposición, debería replicarse a los socialistas que quién los ha visto y quién los ve, lo errados que anduvieron hasta ayer mismo. Porque en materia de lucha antiterrorista estaban a partir un piñón con el Gobierno de Aznar. Porque los papeles de Salamanca iban a salir en 1995 previo paso por encima del cadáver de Caldera. Porque en cuatro legislaturas no les dio tiempo a extender los «derechos civiles».

Pero ahora que por fin han descubierto el Bien, la Verdad y la Belleza –habrán leído el libro ése de Más Platón y menos prozac–, ahora que han hallado la vereda rectilínea hacia la Paz y hacia el Futuro, resulta que perseveran algunos renuentes dentro de las propias filas. ¿Qué hacía la concejal socialista Gotzone Mora –esa mujer envidiable que la actual dirección del partido no merece– al lado de Rajoy en la manifestación del 4-J? ¿Por qué ha declarado el progresista y catalán con pedrigrí Albert Boadella que le importa tres narices la devolución de los documentos de la Generalidad? ¿Serán submarinos del PP Francisco Vázquez o Mercedes Aroz por defender un concepto de familia?

No perdamos la perspectiva. Para el Gobierno la situación sería mucho más manejable y aliviadora si sólo respaldase estas protestas la derecha (que no es poco). Es cierto que ésta por primera vez ha conquistado la calle –y parece que también, por fin, su nombre: nadie ha dicho que se ha movilizado el centro reformista– y, además, por qué no decirlo, con el lógico entusiasmo del primerizo. Es asimismo cierto que el Partido Popular ha sido la única formación política en adherirse oficialmente. Pero lo esencial es que, más allá de la presencia o ausencia de tal o cual sigla, muchos ciudadanos anónimos, silenciosos, de cualquier ideología, respaldan estas causas. Porque no hay aquí clamores banderizos. Hay clamores transversales.

 
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