Corrupción de menores

Las iniciativas del Gobierno para prevenir los embarazos no deseados entre las adolescentes constituyen una incitación continuada a la práctica de relaciones sexuales desde edades tempranas. Se da por sentada la premisa de que las tienen y se lanza el mensaje subliminal de que es algo normal, admitido con naturalidad por la sociedad. Ese es el gran fraude. Los jóvenes son bombardeados desde los informativos y las series de televisión con noticias y ficciones que les hacen creer que sí no siguen la corriente son unos bichos raros, unos “torrijos” o unos pringados. Se les está influyendo deliberadamente en una determinada dirección. A los que tienen ciertas convicciones acerca del compromiso y el amor o a los que simplemente siguen siendo niños y piensan en otras cosas más propias de su edad, les están desconcertando, les están corrompiendo, les están haciendo perder la inocencia de una forma infame e intencionada. 

Me pregunto por qué  lo hacen. Qué interés pueden tener en crear nuevas generaciones de personas relativistas y sin valores, en generar sufrimiento y angustia en individuos que se están formando y que por la frivolidad a la que son incitados se pueden encontrar en situaciones terribles que les sobrepasen y que les dejen marcados para siempre. ¿Es que los que impulsan estas leyes no tienen hijos? Aído, no; Jiménez, tampoco; Zapatero sí, tiene dos adolescentes a las que al parecer le preocupa mucho proteger en otros aspectos de su vida como la intimidad... A lo mejor a él no le importaría que sus hijas fuesen a una farmacia a tomarse una píldora por sí acaso se han quedado embarazadas en un ratito de expansión intrascendente o que abortasen con cargo al erario público y sin que él tuviese nada que decir. Pero muchísimos padres están realmente asustados porque el entorno, el ambiente es cada vez más hostil cuando se trata de educar a los hijos en la responsabilidad y en el respeto a vida humana.  

Es estremecedor saber que las clínicas abortistas han creado un potente lobby que está detrás de está política demoledora contra la integridad moral de nuestra juventud y de toda la sociedad. Desde la sombra, han sido esos siniestros establecimientos los que han marcado las pautas para garantizarse su inmunidad legal y los ingresos, ya que firmarán convenios con la Sanidad Pública para que les sean desviados todos los “casos médicos” que con toda probabilidad no podrán “ejecutarse” en los hospitales debido a la objeción de conciencia de la inmensa mayoría de los médicos. También llama la atención la hipocresía de los que defienden el aborto como un derecho pero después ocultan avergonzados los nombres de las mujeres que se someten a ellos y los de los profesionales que se dedican a tan lucrativo negocio. 

¿Por qué este Gobierno no dedica sus esfuerzos a estimular a los jóvenes a que disfruten de un ocio sano? ¿Por qué no se aplica en promover políticas educativas y sociales que les permitan tener un futuro digno en lugar de abocarles a la desesperanza, al miedo, a la renuncia al compromiso y a cortos horizontes de distracciones efímeras?  

Sí queremos construir una sociedad de “progreso” necesitamos sustentarla sobre pilares fuertes y para ello es fundamental que nuestros jóvenes no sean tratados como niños consentidos a los que se les van resolviendo sobre la marcha los líos en que se meten, sino como futuros adultos a los que debemos inculcar sensatez y alentar para que sean capaces de hacer frente a los retos de la vida. 

 
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