Galicia: deciden los emigrantes y algo más

Hasta el próximo día 27 no se sabrá definitivamente quien gobierna en Galicia: sí Manuel Fraga o Emilio Pérez Touriño. Los electores que residen en esa Comunidad Autónoma o los que han votado por correo no han dilucidado en la jornada electoral del domingo esta gran incógnita. Lo harán los 305.218 electores (el 11,6%  del censo electoral) que componen el denominado “Censo de Residentes Ausentes” (CERA), cuyos votos no serán recontados hasta el citado día 27. Un solo escaño separa al PP y a Fraga de renovar por quinta vez consecutiva la mayoría absoluta.

A la espera de ese dato tan decisivo, se pueden ir extrayendo algunas conclusiones de los resultados provisionales conocidos en la noche electoral del domingo. La primera es que el PP ha ganado las elecciones, con una distancia bastante cómoda –12 escaños- sobre la segunda fuerza política, el PSG-PSOE. Fraga y el PP, después de gobernar de forma ininterrumpida Galicia en los últimos dieciséis años, mantienen un sólido suelo electoral, aunque con el desgaste propio de quien ejerce el poder.

El PSG-PSOE  consigue 25 escaños, ocho más que en las anteriores elecciones autonómicas del 2001, aunque no alcanza el  techo electoral situado en 28 escaños, en las elecciones autonómicas de 1989.

El gran derrotado de las elecciones de Galicia es el BNG. Sus 13 escaños, cuatro menos que en el 2001, no deja de ser una mala noticia para todos los grupos nacionalistas de País Vasco y de Cataluña que confiaban en un mejor resultado del Bloque Nacionalista Galego que les otorgase un papel relevante en la política gallega y en la estrategia global de desestabilización institucional llevada a cabo por Ezquerra Republicana de Cataluña o el PNV.

El otro gran derrotado en las elecciones gallegas son las encuestas. Todas las realizadas por los  Institutos Demoscópicos a pie de urna y que se difundieron a las ocho de la tarde, cuando se cerraron los colegios electorales, pronosticaban una clara derrota del PP –entre 32 y 35 escaños-, afinando más en el caso del PSG-PSOE –23 a 26 escaños- y errando con el BNG, al que daban entre 14 y 17 escaños.

La lectura que se hará en clave nacional del resultado definitivo de las elecciones gallegas, será inevitable. Y esa lectura será diferente, caso de que el PP consiga con el voto de los emigrantes el escaño que le falta para conseguir la mayoría absoluta o no. Si revalida esa mayoría absoluta, Rajoy consolidará su liderazgo interno y enfilará con más tranquilidad el futuro político en el que el capítulo más importante serán las elecciones generales del 2008, aunque un año antes están previstas las municipales y autonómicas. Asimismo, si Fraga sigue siendo el Presidente de la Xunta, también se podrá realizar con más tranquilidad el paso del testigo a su sucesor.

En caso de que el PP no consiga la mayoría absoluta, el hecho de quedarse a las puertas de ella, a un escaño, aliviará el revés, pero le obligará a Rajoy a hacer algún tipo de cambios, tanto en el equipo dirigente del PP a nivel nacional, como por supuesto en la dirección de su partido en Galicia.

Habrá que esperar por tanto al próximo día 27 para saber de forma definitiva quien gobierna en Galicia y asimismo, cuales serán las consecuencias en la política española y en el pulso entre Zapatero y Rajoy. Nunca unas elecciones autonómicas habían estado tan reñidas ni habían dependido su resultado final del voto emigrante. Pero Galicia siempre ha sido diferente y en esta ocasión no podía ser una excepción.

 
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