Juanes, crónica de un concierto

Pasados varios días del concierto Paz sin Fronteras, realizado por Juanes, Miguel Bosé, Olga Tañón, Víctor Manuel y otros afamados artistas, su naturaleza histórica se confirma. Se convirtió en un asalto masivo de la población cubana, fundamentalmente jóvenes, que sobrepasó el millón de personas. Una impresionante multitud soportó durante cinco horas un tórrido sol- provocador de numerosos desmayos- y más tarde la amenaza de un torrencial aguacero, sin perder el entusiasmo.

A diferencia de los actos oficiales efectuados hace años con grandes concurrencias, y la presencia del líder de la revolución Fidel Castro, a este concierto las personas asistieron voluntariamente, motivados por disfrutar de artistas famosos, pero también para escapar de la asfixiante situación que viven desde hace muchos años.   El evento constituyó una fiesta de reconciliación, donde estuvieron ausentes las acostumbradas consignas totalitarias, pero sí hubo claros mensajes, aplaudidos con fervor por la concurrencia, sobre la unidad de los cubanos y contra los odios que durante tantos decenios nos han separado.

Las alusiones de los cantantes Olga Tañón y Carlos Valera a la unidad de la familia cubana, comprendida la comunidad en el exterior, fueron aclamadas como expresión inequívoca de los deseos de la inmensa mayoría allí presente. Delirio provocaron Miguel Bosé y Juanes con la canción “Tiempo de Cambios” y la que habla de una isla que busca libertad. Hasta Silvio Rodríguez, al parecer movido por el ambiente, interpretó su antigua y controversial “Ojalá “, que muchos relacionan a su época de vinculación con la realidad cubana.

Las menciones a no tener miedo, así como a cubanos como Los Aldeanos y “Silvito el Libre”, fueron signos evidentes de las intenciones de no pasar por alto el drama que vivimos los cubanos. Los intentos de las autoridades de manipular el concierto, y su contrapartida en Miami de procurar que no se realizara, fracasaron. Unos y otros quedaron en el más completo ridículo. Fue el pueblo cubano- el de aquí y el de allá- vencedor en esa inusual batalla, donde se demostró nuevamente que la música y el arte pueden contribuir a unir a los seres humanos.

Para los prisioneros de conciencia fue una oportunidad para demostrar nuestro compromiso con la Patria, la democracia y la defensa de los derechos humanos, al mismo tiempo que procurar la reconciliación entre todos los cubanos deseosos de reconstruir Cuba con buena voluntad, por encima de las diferencias ideológicas. Desde las infrahumanas condiciones de cárcel en que hoy se encuentran, 30 de los 54 encarcelados, y 6 de los 9 con licencia extrapenal, integrantes del Grupo de los 75 llevados a prisión en Marzo de 2003, suscribieron un Mensaje en apoyo al concierto. No se pudo hablar por teléfono con 15 de los encarcelados, fundamentalmente de las provincias orientales, para conocer sus criterios, dadas las dificultades para establecer la comunicación con ellos. 

Debe tenerse en cuenta en primer lugar que estas personas sufren innumerables vejaciones y son mantenidos en condiciones de vida insoportables, sólo por haber expresado sus opiniones y alertado sobre la necesidad de transformaciones pacificas en la sociedad cubana. Muchos de sus planteamientos ahora coinciden con referencias del Presidente Raúl Castro, hoy obligado por las circunstancias a reconocer muchos de los enormes daños causados por más de 50 años de totalitarismo.

Las condenas de los 36 firmantes suman casi 700 años, pero se mantienen abogando por la concordia nacional y el cese del rencor entre los cubanos. Los familiares brindaron gran apoyo para poder avisar a los prisioneros de que llamaran para consultarlos. Al mismo tiempo se recibió la espontánea solidaridad de presos políticos de otras causas, incluyendo la totalidad de algunas cárceles, como la de Guamajal en Villa Clara. Así también   hubo llamadas de apoyo de conocidos disidentes. El texto del Mensaje fue elaborado con las ideas de todos los firmantes, sin exclusiones por motivos de opiniones políticas, religiosas, y otras.

Hay que apuntar que a pesar de las llamadas telefónicas de grupos extremistas minoritarios de Miami, que en modo alguno representan a la comunidad cubana en el exterior, para entorpecer el apoyo al mensaje por los presos y sus familias, así como ofensas públicas a algunos de los firmantes, ninguno de los 36 hermanos se retiró del Mensaje emitido. El sentir de todos puede resumirse en las declaraciones formuladas por Pablo Pacheco Ávila- el más joven de los presos de conciencia- desde la Prisión de Canaleta, donde cumple una condena de 20 años: “Estoy orgulloso de ser uno de los firmantes del Mensaje en apoyo al concierto Paz sin Fronteras”  

Fue gratificante, que la mayoría de las organizaciones cubanas en el exterior respaldaran el concierto. Comprendemos a quienes de forma honesta y civilizada se opusieron al evento, como algunos hermanos en prisión, ante el temor de que fuera manipulado por el régimen. Debe tenerse en consideración, también, que muchos compatriotas en el exilio no poseen toda la información sobre la situación interna de Cuba, y conservan en sus mentes las humillaciones a que fueron sometidos y los años de duro y forzado exilio. A esas personas con quienes no coincidimos en esta ocasión, manifestamos nuestro absoluto respeto, pero al mismo tiempo les alentamos a incorporarse a la irrefrenable ola de acercamiento entre los cubanos. 

 

Después de varios días y con mayores elementos sobre la realización del concierto, podemos afirmar que ha sido una enorme derrota política para el gobierno cubano, y crea condiciones para seguir avanzando en nuestro objetivo de liberar a Cuba del totalitarismo. No está lejano el día, cuando en esa misma Plaza celebremos el advenimiento de nuestra libertad, con la participación de todos los cubanos de adentro y del exterior.                       

                                     Cultivo una rosa blanca,                                 Y para el cruel que me arranca

                                     En Julio como en enero,                                  El corazón con que vivo,

                                     Para el amigo sincero                                      Cardo ni oruga cultivo:

                                     Que me da su mano franca.                           Cultivo una rosa blanca.

                                                                                        José     Martí            

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