Mangoneo impune

Uno de los mayores fallos, con perjudicados reales, de la gestión económica del Gobierno socialista ha sido el intervencionismo, el mangoneo y la arbitrariedad desaforados, más cercanos al chavismo que a una democracia europea. 

Pareciera que en solo ocho años apartados del poder, los socialistas jóvenes ansiaban tocar todos los timbres, pulsar todos los resortes para demostrarse a sí mismos lo que mandaban.

En su primer mandato tras las elecciones de 1982, pusieron los puntos sobre las íes aprovechando la debilidad real del grupo Rumasa con una expropiación de más que dudosa constitucionalidad. Los bancos se quedaron primero aterrados, luego, agradecidos, por los regalos de la reprivatización. Aprendieron, palo y zanahoria.

Vueltos al poder han querido imponerse por sus galones con la captura del BBVA para sus ocasionales amigos. El fiasco fue espectacular. La célula económica monclovita se pudo dejar los dientes en aquello, pero Zapatero, en su ignorancia oceánica, les dejó hacer. Hoy, algunos de los potentados aspirantes a banqueros imploran créditos urgentes y baratos.

Y llegó otra maniobra salida del tiralíneas de Miguel Sebastián, que se postula ahora en El Mundo como analista independiente (sic), para que los siempre coyunturales amigos se quedaran con Endesa. Los estragos fueron de siniestro total para una economía en libertad. Saltó por los aires el prestigio y el crédito nacional e internacional de la CNMV. Manuel Conthe hubo de dimitir y triunfó el marido y amigo del alma y de sicav de jerifaltes socialistas.

La Comisión Nacional de la Energía se hundió en el descrédito por su vasallaje ante un arribista como Montilla y quedó en el más espantoso de los ridículos el Tribunal de la Competencia, inmediatamente disuelto en una, otra, Comisión Nacional, a pesar de los penosos precedentes de estos órganos reguladores.

Los primaveras del Partido Popular designan para un debate sobre economía justo a la única persona de sus listas, Manuel Pizarro, que no podía, por razones evidentes, poner a Solbes frente a los mayores perjuicios, internos y externos, que el Gobierno ha provocado a la economía española.

Y pactan un supuesto debate de candidatos a la presidencia (monólogos intercalados, más bien) en el que el insufrible intervencionismo gubernamental y sus serios perjuicios a la economía española quedan impunes. ¿El PP quiere ganar las elecciones?

 
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