María San Gil

Que María San Gil haya aceptado colaborar con FAES, la Fundación presidida por Aznar, es un motivo de alegría para todos aquellos, entre los que me incluyo, que lamentamos hace unos meses el abandono de la vida política de esta valerosa mujer, ejemplo de dignidad y de fortaleza moral frente al terrorismo y al nacionalismo excluyente.

Aunque sería incorrecto hablar de una “vuelta” de María San Gil a la política, -su compromiso no pasa de colaborar con algunas actividades de FAES sin vínculo laboral estable- al menos este es un primer paso que ¡ojala! acabe, cuando las circunstancias lo permitan, en una recuperación total para la vida pública de quien fuera presidenta de los populares vascos.

La dimisión el pasado mes de mayo de María San Gil, acompañada en el tiempo por la baja como militante del PP de José Antonio Ortega Lara, constituyó uno de los mayores fracasos políticos de Mariano Rajoy. Es evidente que este no hizo el esfuerzo necesario para “retener” a la política vasca. Primero, dejó que personas tan irrelevantes, desde el punto de vista político, como José Manuel Soria, Alicia Sánchez Camacho o José María Lasalle, jugaran al engaño, al regate en corto, con María San Gil y con lo que ella defendía durante el proceso de elaboración de la ponencia política que el PP debatió (es un decir) en su Congreso de Valencia. Y luego, como le suele pasar a Rajoy, cuando se quiso dar cuenta, ya era demasiado tarde.

Algunos han querido ver en esta incorporación de María San Gil a FAES un gesto por parte de Aznar para poner en evidencia su distanciamiento de Rajoy. Es verdad que el ex –presidente del Gobierno lleva meses que no oculta su total desacuerdo con el rumbo que ha tomado el PP de Rajoy. Algunas veces lo ha dejado entrever en público, por ejemplo en el Congreso de Valencia, y las más en privado. Los dos políticos no se hablan. Aznar, que fue el que designó en su día a Rajoy como su sucesor, se siente defraudado y el político gallego y su equipo llevan bastantes meses marcando distancias con todo lo que suponga la era Aznar.

La excepción a este marco ha sido la decantación de Rajoy por Jaime Mayor Oreja como cabeza de cartel en las elecciones europeas del próximo mes de junio. El presidente del PP ha explicado que hace cinco años le pareció que el mejor candidato era el ex –ministro del Interior y que ahora le sigue pareciendo lo mismo. Dando por buena esta explicación y, reconociendo que, efectivamente, Jaime Mayor, es un buen candidato, también ha podido pesar en la decisión de Rajoy el querer evitar abrir un nuevo frente de críticas internas y externas si hubiese optado por otro candidato.

Pero parece muy rebuscado argumentar, como han hecho algunos, que Aznar ha “fichado” a María San Gil para FAES como respuesta a la confirmación por parte de Rajoy de la candidatura de Mayor Oreja. Soy testigo del afecto personal y de la admiración que el ex –presidente del Gobierno siente desde hace años por la política vasca. A ello ha contribuido lo que sin duda ha hecho que a otros muchos españoles nos pase lo mismo: ver en María San Gil un referente moral, una persona que ha estado y esperemos que siga estando en política dándolo todo, arriesgando diariamente su vida por defender algo tan esencial como la libertad y el derecho a la vida de todos los españoles y especialmente de los ciudadanos vascos.    

 
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