Nervios en el PP

            Hay nervios en el PP, lógicamente, ante los reiterados sondeos que le otorgan una considerable pérdida de votos en próximos comicios. Desde luego, las elecciones europeas de 2014 serán un test, pero la cita más significativa y decisiva será en las elecciones municipales y autonómicas de 2015.

            Ante esta situación, la consigna del PP es evidente y clara: movilizar y recuperar a los que le votaron en 2011, evitando la abstención. Con claridad se está transmitiendo a comités locales y provinciales “populares”, para que salgan de la perplejidad y un cierto desaliento, y que trabajen ya el voto uno a uno, sector a sector, porque falta mucho tiempo.

            Más que los sondeos – tan erróneos respecto al voto real de las urnas, como se ha visto en tantas ocasiones – lo que preocupa en el PP es la percepción personal de que sus otrora votantes dicen tener decidido ya su voto de castigo o abstención. El posible tránsito de votos parece claro en una dirección, UPyD, aunque muchos no lo tienen claro porque es un partido imprevisible y difuso, salvo en la unidad de España, que sí se muestra firme defensor en todas las comunidades autónomas, a diferencia del PSOE que en Cataluña hace “coqueteos” con la independencia, y en otras comunidades autónomas – es el caso de la Comunidad Valenciana- donde se muestra tibio.

            Otra cuestión importante es discernir si “la calle”, la mayoría, es la que protesta y busca el desgaste del PP, o simplemente discrepa respecto a alguna decisión del PP pero no por eso va a cambiar su voto. No es nada fácil saber lo que opina la mayoría, porque con mucha frecuencia no es la mayoría la que más agita o resulta estrepitosa, lo mismo que no ostentan  la defensa de la mujer las tres mujeres que la semana pasada se quitaron la ropa en el Congreso.  No votamos al partido perfecto, sino al más próximo.

            En cualquier caso, resulta insultante que Francesc Homs, conseller de Presidencia de la Generalitat de Cataluña, diga que “la mayoría silenciosa es la que debería quedarse en casa”. Homs, en síntesis, viene a decir que quienes no acuden a las manifestaciones catalanistas no son ni pueden ser considerados dignos y legítimos ciudadanos democráticos. Ya se ve que, para algunos, la democracia es imponer las ideas, no respetarlas.

 
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