Palabra imprescindible

Me gustan las canciones tristes. Esas que consiguen entenderte. Las que te explican lo que no eres capaz de suponer. Llegan, se posan en tu corazón, te adornan de azul cielo la noche en vela y te obligan a viajar hasta lo más profundo de tu interior, aunque esté en llamas. Me gustan las que te calan en cuatro versos, dejándote desnortado, sorprendido. Identificado hasta el fondo, aunque sea sin pretenderlo. Por eso me gustan las letras de Enrique Urquijo, las de Diego Vasallo, las de Antonio Vega, las de José María Granados. Y, por supuesto, las de Los Limones.   Precisamente hace muy pocos días aterrizó en mi mesa su nuevo disco. Se llama “Palabra”. El single que nos presentan es “Emigrante”. Su estribillo, “mi equipaje sólo es el recuerdo de un adiós, el futuro será mejor”, evoca los momentos mágicos de la emigración, tan vinculada desde siempre a la Galicia real –probablemente la que no sale en los telediarios, la que no se debate en el Congreso-, a la entrañable, a la inolvidable, a la única que muchos queremos, cuando no nos la ensucian con palabrería egoísta, prepotente o mendicante. El grupo refleja en “Emigrante” esa visión optimista del viajero que se marcha para mejorar, sin cerrar la puerta a la razonable nostalgia, a la morriña.   Esperaba este disco como agua de mayo o, mejor dicho, como sol de agosto en la costa cantábrica. Y me esperaba, sobre todo, esa colección de canciones bonitas pero tristes. Nada de eso: jamás podría haber adivinado el optimismo que desborda el nuevo disco de Los Limones. En efecto, Santi Santos, uno de los mejores letristas del pop español de todos los tiempos –pese a no haber alcanzado aún su justo reconocimiento-, ha conseguido rizar el rizo del sentimiento, y devolver una enérgica esperanza a cada historia de melancolía.   Hace unos días estuvo en los micrófonos de City FM Radio, en el programa Popes80 FM, y lo dijo una y mil veces: “éste es el mejor disco de Los Limones”. El fanatismo me impide juzgarlo con la nitidez necesaria, siempre me pasa, pero veo en este álbum algo especial, diferente. Descubro a un compositor que demuestra ser tan capaz de manejar con maestría el verso derrotista como de alegrar los corazones con el más positivo de los mensajes. Sin frases muertas, sin canciones vacías: directo a dónde a muchos les gustaría llegar y no saben cómo. El nuevo disco de Los Limones, en resumen, me dejó boquiabierto. Una vez más.   Pero no crean que les estoy hablando de un álbum vacío, que desborda esa felicidad idiota que vemos en tantas canciones, convirtiéndose en simpleza a cada verso. Nada más lejos de esta realidad. “Palabra” es un disco de profundidad, que juega con la filosofía del sentimiento y con el sentimiento de la filosofía. Cuenta con un mensaje muy claro y muy apropiado para los tiempos que corren: la defensa del valor de la palabra frente a la ecuación, del sentimiento frente a la racionalidad del cuadrado, de las cálidas y profundas letras frente a la vanidad helada de los números. Un viejo problema para los sabios de la Humanidad que Los Limones han tratado con normalidad y cercanía en este disco. Sin aburrir a la audiencia, con esa reivindicación sutil de quien sugiere un mundo mejor mientras habla de otra cosa. Para que cada oyente coja el mensaje, si le da la gana, sin molestar a nadie.   “Palabra” es el octavo disco de estudio de Los Limones como tal, al margen del disco en solitario de Santi Santos, del estupendo álbum en directo, recopilatorios y otras ediciones. En el programa de radio anteriormente citado, Santi Santos se emocionaba como un niño al recordar que una de sus grandes ilusiones se había cumplido en este disco: su genio y maestro, Antonio Vega, colabora en el primer tema interpretando junto a Los Limones “Acelerado”. También la gaitera Susana Seivane ha prestado su magia a “Emigrante” y el ex vocalista de Siniestro Total y líder de Aerolíneas Federales, Miguel Costas, ha plasmado su voz en “Hablar (y escuchar)”, una canción que invita a mejorar la comunicación.   Estos tres invitados de lujo junto a unos Limones que se encuentran en un excelente momento de forma, hacen de este nuevo disco, recién editado por Carlito Records, una pieza obligatoria para los amantes del buen pop español, pero, sobre todo, para los que aún son capaces de ver las cosas que nos rodean en tres dimensiones, para los que todavía pueden sorprenderse escuchando una canción.   Se lo cuento aún con la emoción fresca, recién experimentadas las buenas vibraciones y con un sentimiento de enorme gratitud a Los Limones por tantos años de grandes canciones, de silenciosa lucha desde la trinchera de la música española, plantando cara a esta industria musical enmohecida, aburrida e injusta.   Pero me basta con “Palabra” para saber que, por suerte, quedan héroes. Pero sólo para quienes se atrevan a descubrirlos.

 
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