¿Pérdida de tiempo o debate serio?

De nuevo, las autoridades cubanas han lanzado un llamado para que se realice un debate para analizar los problemas existentes en los barrios y otros lugares, para definir medidas para el aumento de la producción, el ahorro, la eficiencia y la lucha contra la corrupción.  Las reuniones se celebran en centros laborales, escuelas, universidades, organizaciones del Partido Comunista y los Comités de Defensa de la Revolución, desde septiembre hasta el 15 de octubre.

El análisis se realiza sobre la base de un “material de estudio” que llevan  a las reuniones los encargados de dirigirlas, pero que no ha sido divulgado a la población previamente. Como se recordara en el 2007, semanas después del discurso del General Raúl Castro el 26 de julio, se efectuaron en todo el país reuniones para analizarlo y emitir opiniones sobre los problemas planteados por él y las posibles soluciones. A estas asambleas asistieron “5 100 000  personas, que efectuaron 3 255 000 intervenciones, con 1 301 203 planteamientos concretos, de los cuales el 48,8% fueron críticos” (según dijera el Presidente, en su discurso  ante la Asamblea Nacional el pasado 1 de agosto), con la esperanzan de que se produjeran los cambios estructurales y de concepto augurados por él para sacar el país de la enorme crisis en que se encuentra.   

Se suponía  que las propuestas serían publicadas y servirían de base a un programa para la ejecución de los cambios.  Hasta el presente no se han dado a conocer los resultados de aquella consulta popular ni se hicieron conclusiones públicas. Muchos menos se han implantado los cambios que demanda la sociedad cubana, pero sí ha continuado la acumulación de problemas, que conducen a un entorno cada día más insoportable para la ciudadanía, hoy agravado por los efectos de la crisis global sobre una sociedad que por más de 20 años soporta un asfixiante “Periodo Especial”. Si realmente existiera voluntad de cambio por parte del gobierno, serían publicados los planteamientos de aquellas reuniones, así como se permitiría  un diálogo abierto y sin exclusiones en busca del camino a seguir, con el acceso a los medios de difusión nacionales a todos los ciudadanos que deseen brindar sus criterios.  

Por otra parte, el marco en que se quiere realizar el debate actual es muy estrecho, pues según se ha conocido se circunscribe sólo a la problemática local, o sea el barrio, los centros de trabajo y estudios, etc. Estos espacios son  demasiado limitados, cuando los problemas que golpean el país resultan consecuencias de políticas adoptadas por el gobierno durante decenios, que han conducido la nación al desastroso estado actual.  La sociedad cubana afronta colosales problemas nacionales, abarcadores a todos los niveles con efectos nocivos que inciden de forma destructiva hasta en las familias y las personas. 

No puede olvidarse que en los escalones  de municipios los recursos con que se cuenta para enfrentar las dificultades son muy escasos debido a la excesiva centralización. Muchos menos se poseen a nivel de base, en  los barrios y cuadras.  Asimismo, se da como elemento inamovible la permanencia de un sistema que falsa y forzosamente se califica de socialista, cuando en realidad no tiene absolutamente nada que ver con concepciones de avance social, sino que es un modelo totalitario -mantenido durante 50 años- que impide el desarrollo del país y resulta indispensable sustituirlo para poder avanzar. 

Con todos esos elementos, puede concluirse que  el llamado debate ahora en curso, lleno de limitaciones y exclusiones, no será fructífero, sino que consumirá un tiempo precioso, mientras la sociedad cubana se desploma aceleradamente y  las necesitadas transformaciones siguen sin llegar.  

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato