Pierre Berge, el hombre de la sonrisa amarga

A sus casi 80 años, Pierre Bergé da la impresión de estar resentido contra el mundo entero. Ni la cena de gala ofrecida junto a Cécilia Sarkozy, ni la próxima venta de la colección que creó junto a Yves Saint-Laurent, ni el encargo de organizar una exposición internacional sobre el Impresionismo, ni los tantos que se apunta su protegida, Ségolène Royal, han logrado arrancarle una media sonrisa esta semana.

Pierre Bergé no busca los focos, deja a otros la gloria efímera del papel couché, pero es hombre clave en la sociedad francesa. Sólo esta semana ha sido de una forma u otra noticia por cuatro asuntos diversos. El que más eco ha tenido, y tiene, es la próxima venta de la colección de objetos de arte que Yves Saint-Laurent y él reunieron a lo largo de casi 50 años. La subasta, organizada por Christie’s, se celebrará en el Grand Palais, donde estará expuesta la colección entre el 21 y el 23 de febrero, después de haber dado una vuelta por el mundo.

El jueves pasado, del brazo de Carla Bruni-Sarkozy, recibió a los invitados a la cena de recogida de fondos para la asociación Sidaction. Vanessa Paradis, Laetitia Casta, Christian Lacroix, Jean-Paul Gaultier, Sonia Rykiel o Inès de la Fressange fueron algunos de los que contribuyeron a los 700.000 euros recaudados para los proyectos de la asociación creada y presidida por Pierre Bergé.

Los asistentes al acto tuvieron una sorpresa de última hora: la visita inesperada de Nicolas Sarkozy. El presidente francés es una de las pocas personas que tiene el mérito de hacer política de forma diferente, según Bergé. Pero él ha decidido apostar por otro caballo: la socialista Ségolène Royal.  

Este hombre de negocios avezado ha puesto sus ojos en la antigua candidata a la presidencia de la República. Durante las primarias socialistas financió los locales de la asociación de Royal, Désirs d’Avenir, en el boulevard Saint-Germain; el pasado mes de septiembre organizó una gigantesco show en el Zénith a mayor gloria de Royal; y hoy es el presidente de la Asociación de Amigos de Ségolène. Eso sí, afirma rotundo que no le ha pagado el viaje a Washington para que asistiera a la investidura de Obama, como algunos han escrito.

Pero, además de dinero, Pierre Bergé también ofrece apoyo moral e ideas a Ségolène, que está logrando mantenerse en primera línea de actualidad y que nadie se olvide de ella. La semana que viene saca a la venta un libro que, a juzgar por los extractos publicados en la prensa, destila veneno. No deja títere con cabeza, empezando por Nicolas Sarkozy y acabando con sus compañeros del Partido Socialista.

Otro dulce (éste más inofensivo) que ha podido merendarse esta semana Pierre Bergé, es su nombramiento como presidente de la asociación Normandie Impressionniste. La ciudad de Rouen le ha confiado la organización de una exposición internacional sobre el Impresionismo para 2010. Pero ni siquiera este apetitoso proyecto parece ilusionarle. Al menos por lo que se ve desde fuera.

 
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