Raúl, el capitán de España

Y ahora viene este rezagado a hablarnos de Raúl González, podrán pensar ustedes. Y tienen toda la razón. Pero lo voy a hacer igual. Resulta que el grupo No Se Lo Digas a Mamá -buen grupo, buena gente y buenos amigos- le compuso hace poco una canción al siete del Real Madrid. Se puede descargar gratis en Internet. Gracias a la canción y al nuevo rechazo de Luis Aragonés a hacerle un hueco al futbolista en la Selección Española, he estado pensando en toda esta manida polémica. Ha sido una extensa y pormenorizada reflexión balompédica, que ha durado entre dos y tres minutos. El fútbol no da para más, aunque los trogloditas lanza-botellas quieran hacernos creer lo contrario. Hay tipos que de haber sido bomberos irían a los incendios con lanzallamas. No por nada en especial, sino por hacer el toro. O sea que los lanza-botellas, dispara-mecheros, y los justicieros del deporte en general, son en realidad escorpiones que, de no existir el fútbol, picarían a quien sea en cualquier partida de dominó. Por eso no debe cerrarse un estadio para sancionar a un energúmeno. Lo que hay es que cerrar al energúmeno.

Hay cosas que no son exclusividad del fútbol. Soy de los que cree que todo equipo ha de tener un capitán. Un líder. Un hombre que no ha de ser el mejor en la tarea que desempeñe, sino simplemente el mejor capitán. Raúl es, probablemente, el mejor capitán de la historia del fútbol español. Al menos, hasta donde llega a archivar mi frágil memoria. Aunque para confirmarlo tendrá todavía que pasar la historia, precisamente. Ha habido futbolistas mejores, deportistas más afables, y más fiables en el terreno de juego. Sin duda. Pero no como él. Cuando una frase genérica empieza a ligarse a un rostro concreto en todos los medios, la crispación me sube por las venas, así que no diré la chorrada esa de que “es el más listo de la clase”, ni nada por el estilo. Porque es probable que si realmente fuera el más aventajado del aula sería catedrático de física cuántica y no futbolista. No insinúo nada, es simple estadística. Pero sí es cierto que Raúl tiene una capacidad intelectual prodigiosa para el fútbol.

El capitán debe unir, coordinar, animar y exigir al equipo. Debe presionar y dialogar con el árbitro y los jueces de línea, tratar con el rival, dar la cara cuando lluevan rosas y ponerla cuando lluevan pinchos. También debe ser el primero en partirse la espalda en cada partido, dirigir la orquesta de la afición, y hacer de portavoz del equipo. Además, el capitán tiene el cometido de ser el nexo entre el entrenador y los jugadores, e incluso entre la presidencia y el equipo. Es, al final, un superhéroe. Mucho más que un deportista. Podría decir que el capitán es un ejecutivo del terreno de juego, o una cursilada así, pero dejaré la resbaladiza lírica deportiva para los columnistas del Marca.

El capitán es todo cuanto he mencionado, siempre y cuando ejerza como tal. Porque aquí casi no hay capitanes. En España hay muchos más brazaletes que capitanes. El equipo de mis amores no tiene capitán, por ejemplo. Y envidio al Real Madrid, no por Van Nistelrooy, que nunca me ha gustado, meta los goles que meta, ni por el ciclista Robinho, que me gusta menos aún, sino por Raúl. Por Raúl y por Iker Casillas, claro. Que el Madrid tiene dos capitanes en uno. Por eso envidio al Real Madrid. No por sus títulos, sino por el valor de quienes los consiguen. Soy un romántico del fútbol. Creo que ahora se dice así.

Raúl fue y es el capitán lógico de España. Lo he dicho: no por ser el mejor futbolista, sino por ser el mejor capitán. Con o sin rueda de prensa, lo de Aragonés con Raúl no tiene nombre. Luis Aragonés, que tanto sabe de fútbol, nos oculta algo sobre el madridista. O es que a lo mejor no sabe tanto de fútbol como creemos. O simplemente es terco como una mula. O todo a la vez. Si realmente el sabio es tan sabio como dicen, debe saber que España necesita un capitán como Raúl. Nuestra selección necesita más futbolistas capaces de dejarse arrancar una oreja por entrar en la Selección Española y menos virtuosos del balón carentes de circulación sanguínea.

Algunos pudieron justificar que Aragonés liquidara a Raúl en esa interminable época oscura en la que Alfonso Ussía tenía razón al ponerlo verde a diario. Pero hay que estar muy ciego para no ver las cosas de forma diferente en marzo de 2008. Ahora España quiere a Raúl en la Selección Española, porque junto al Kun Agüero son lo mejor que le ha pasado a esta liga. Suceda lo que suceda con los resultados, si esta vez Raúl no va a su última –digo yo- Eurocopa, España jugará sin capitán. Será una selección descabezada. Aunque con un entrenador muy cabezota.

 
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